Lista por Eduardo Enríquez

¿Qué pasaba en la música mexicana hace 60 años?

En 1965, las tensiones de la Guerra de Vietnam (y por consiguiente la Guerra Fría) escalaban, el hombre incursionaba en su primera caminata espacial de la mano del programa cosmonauta soviético y en EEUU las luchas por los derechos civiles ganaban terreno con legislación sin precedentes en miras a la tan ansiada igualdad legal.

En el ambiente musical, son lanzados el Rubber Soul de los Beatles y el Highway 61 Revisited de Bob Dylan. El primero de ellos, una joya crucial para entender las incursiones a la subcultura psicodélica y orientalista que explotarían a nivel mundial durante finales de los 60's; el segundo, un parteaguas en el que el folclorista estadounidense reafirmó su transición al sonido del rock 'n' roll con un estilo lírico onírico, irónico e inigualable. John Coltrane llevaba a cabo su propia revolución en el mundo del Jazz con la obra maestra A Love Supreme. Se encontraban plenamente en activo gigantes de la música internacional como Astor Piazzolla, Ravi Shankar, Ianis Xenakis, Olivier Messiaen, Krzystof Penderecki, entre muchos más.

En México, por su parte, se vivió el importante levantamiento de médicos exigiendo mejores salarios y condiciones laborales, así como el comienzo de los preparativos para las olimpiadas del año 1968 que se llevarían a cabo dentro del país. Aún eran los años del desarrollo estabilizador y, a pesar de las prácticas represivas y autoritarias del partido único, el país vivía en tiempos de esperanza por el futuro, progreso tecnológico y económico, así como una legitimidad del sistema político que no volvería a ser igual justamente después de los sucesos trágicos que se dieron en la víspera de aquel certamen deportivo de finales de la década.

¿Qué pasaba en la música de nuestro país? Les comparto una breve semblanza de 10 discos del año '65, acomodados en mi humilde criterio, con el mejor ocupando la primera posición y así sucesivamente. Esta selección de 10 se tomó de un universo de 140 discos escuchados.

9. Herencia Lírica Mexicana – Óscar Chávez

En el año '65 haría su aparición uno de los más grandes de la canción mexicana, el único e inigualable Óscar Chávez. Con el ascenso nacional e internacional de la 'nueva canción' y el auge del folclorismo latinoamericano de finales de los 60's y de toda la década siguiente, Óscar se consolidaría, creo yo, en el más destacado representante mexicano de dichas corrientes musicales. Pero hay que decir que este disco debut apareció antes que cualquier tendencia, lo cuál en adición hace de este cantante y actor capitalino un auténtico precursor.

Óscar ocupaba un nicho importante dentro de la escena artística de la Ciudad de México al haber egresado como actor y director en la Escuela de Arte Teatral del INBA, adaptando obras de Dürenmatt y Garro, actuando a Esquilo, Sartré, Brecht y otros. En este disco cuenta con el acompañamiento de José González Márquez, un guitarrista poblano a quien conoció producto de su labor como escenógrafo en el medio teatral. Con él grabaría también la continuación de este disco, con el mismo nombre pero con 'Vol. 2' en su título, lanzado un año después (1966).

Herencia Lírica Mexicana es, como su nombre apunta, una colección de 11 temas auténticamente folclóricos mexicanos, cada uno de ellos pertenecientes al dominio popular y dentro de géneros como la canción (en su acepción original), el romance, el huapango, la copla, la valona y el son. A pesar del catálogo profundamente mexicano, es curioso notar que en la contraportada se mencionan como influencias artísticas a figuras internacionales de la talla de Pete Seeger o Joan Baez.


Aunque este debut no alcanzaría el nivel de genialidad de sus entregas posteriores, en él nos es introducida esa inmensa capacidad interpretativa de Óscar Chávez, quien a pesar de su limitado rango vocal siempre pudo imprimir una emoción impresionante a sus versiones.

8. Jamaica Ska – Toño Quirazco

No hay duda de que Toño Quirazco fue un innovador de la música mexicana, pero también es cierto que en varios sentidos su rol podría verse como una especie de rezago de la cultura musical mexicana de los años 50's. Como antes lo fueron las Hermanas Navarro o Juan García Esquivel, Toño Quirazco fungió como un introductor de "nuevos ritmos" al mercado nacional.

A diferencia de la mayor parte de la nueva generación, cuyos grupos y artistas jóvenes llegaron impulsados por la ola del rock 'n' roll, hubo actos como Los Aragón o el mismo Toño que no se cazaron con ningún género en específico. Fue así que el veracruzano terminó siendo traductor al público mexicano de ritmos tan exóticos y diversos como el (incipiente) ska, boogaloo, surf, tropical, hawaiiano, e incluso otros francamente ajenos al medio como el makossa de origen camerunés. Este tipo de campechaneo y espíritu de variedad fue también sumamente influyente para la próxima generación de los 70's, década en la que hubo una explosión de música instrumental que fusionó cumbia, disco, salsa, rock, funk y tanta cosa como se le cruzó.

A oídos contemporáneos, esta versión del ska suena indudablemente naif y descomplicada. En lo lírico las canciones no tienen el más mínimo rebuscamiento y en la mayoría de los casos invitan a el abandono corporal a este nuevo ritmo, que se nos introduce con infinita ligereza y buena onda.

Sin embargo, hay que estar empapados del promedio de la música mexicana de la época para dimensionar lo original y única que era la propuesta sonora de Toño Quirazco dentro de México. Jamaica Ska fue su primer disco y sin duda todo un suceso.

7. Las Guitarras Mágicas – Cuarteto Dona-Dio

Ramón Donadio fue un guitarrista mexicano nacido en Cuba e hijo del también destacado guitarrista campechano del mismo nombre. Un texto de la época dice sobre Ramón (hijo) que "tiene el raro poder de arrancar a las cuerdas de su incomparable guitarra magia, hechizo, brujería, técnica, sapiencia y estudio fructificado". Escuchar los discos que lanzó durante la década de los 60's es testimonio de esa descripción, colocándolo como uno de los más destacados representantes de ese instrumento dentro de la historia de la música popular mexicana.

Al menos en dicha década, creo que solo Bribiesca y Gilberto Puente podrían entrar en esa categoría.

Como añadido al talento de Donadio, lo que hace de sus discos experiencias únicas dentro de nuestro medio sonoro es su costumbre de conformar conjuntos de varios guitarristas de altísimo nivel y guiarlos a través de arreglos excelentes para regalarnos interpretaciones simplemente únicas. Aunque es claro que hay mucho de virtuosismo en estos temas, debemos de reforzar lo ya dicho en la descripción: el sentimiento termina por ser el aspecto dominante y realmente el mérito detrás de estas interpretaciones, en las que se logra capturar la emoción pura de las composiciones tan famosas.

Para ejemplo y como ejercicio, invito a escuchar la versión de este disco de 'La Malagueña'. Uno cree que ya le ha visto todos los ángulos a dicho tema con el millón de versiones que ha escuchado, pero aquí hay un estudio que va más allá de la mera melodía y que va a las raíces emocionales y culturales de la música.

6. Comparsa Universitaria de la Laguna – Comparsa Universitaria de la Laguna

No soy ajeno a la polémica que implica colocar un disco de música universitaria instrumental dentro de lo mejor de la producción nacional en un determinado año. Podemos hablar de muchas tendencias que han transformado la apreciación musical desde 1965 hasta la fecha, pero una de las más claras es que este tipo de discos han caído en un olvido y rechazo evidentes, en mi opinión injustos en muchos casos. No generalizo ya que realmente sí se cayó en excesos risibles con la música easy-listenning de orquestas y conjuntos populares durante los 60's y 70's.

Pero esta agrupación universitaria de nueve chavos de Torreón realmente se gana su lugar a pulso. Tan es así, que este disco debut terminó siendo editado al menos en EEUU, Canadá, Alemania y Colombia (no dudaría que también en otros parajes). Eso verdaderamente una rareza en lanzamientos mexicanos de la época, menos se diga instrumentales. Por ello y mucho más es una de las obras cumbres de la discografía instrumental popular mexicana.

La contraportada menciona que fueron firmados por RCA Victor después de que durante sus vacaciones aparecieran en un programa televisivo de la Ciudad de México, y también se los resume como "Dos guitarras eléctricas, una batería, un bajo, dos trompetas y dos saxofones, tocados maravillosamente por una juventud sana". Amén señoras y señores.

Se trata de una fusión inédita y hermosa del sonido tradicional mexicano con rock 'n' roll, surf, jazz, pop sesentero y ese estilo tan tradicional de las orquestas populares del vecino del norte.

5. Misa a S.S. Juan XXIII - Julián Carrillo

Saliéndonos del terreno de la música popular, se debe mencionar que en los 60's se dio un fenómeno muy interesante de publicación de las diversas obras del compositor vanguardista mexicano y jalisciense Julián Carrillo. En mi búsqueda personal, he encontrado hasta 8 discos dedicados a su obra durante dicha década, algunos de ellos publicados por la disquera independiente mexicana Sonido 13 y algunos otros por disqueras internacionales como Phillips o Composers Recordings Inc.

Es curioso notar que mientras las figuras principales del nacionalismo musical mexicano (Revueltas, Chávez, Galindo) eran grabados regularmente por disqueras mexicanas grandes como Musart, generalmente bajo la labor de la Orquesta Sinfónica Nacional, Julián Carrillo era totalmente ignorado. Por ejemplo, este disco que nos ocupa fue grabado por el Coro de Profesores de Música de la Ville de Paris y conducido por el también francés Robert Blot.


La raíz vanguardista y universalista de Carrillo probablemente era de poco interés para el régimen nacionalista del priismo. Eso no le impide ser reconocido a nivel internacional como un pionero relevante de la música del Siglo XX gracias a su estudio de las propiedades tonales y matemáticas de la misma. Llamó Sonido 13 al sistema microtonal con el que exploró literalmente miles de tonalidades diferentes que ayudaron a enriquecer el entendimiento del sonido como fenómeno, así como su impacto emocional en la música.

La composición en este caso se trata de la estructura tradicional de una misa bajo el estilo microtonal de Carrillo; obviamente esta lejos de ser una escucha ligera o casual, pero resulta muy interesante en su experimentación con la voz humana de transiciones tonales lúgubres y surreales.

Curiosamente, Julián Carrillo murió justamente durante el año que nos ocupa, 1965.

4. Sombras - Javier Solís

Jorge Negrete murió en 1953, Pedro Infante en 1957. Pero para los mexicanos de los tardíos 50's y tempranos 60's, aún existía sobre esta tierra Gabriel Siria Levario: Javier Solís. Y vaya premio de consolación, pues con el muchacho de Tacubaya ya había más material de ídolo del que muchos países hubieran podido alguna vez soñar.

Pero al menos desde el Guty Cárdenas resultaba ya evidente que alguna extraña maldición azotaba a los grandes ídolos de la canción mexicana. Fueran riñas en cantinas, ataques de cirrosis hepática, choques de avioneta; algo siempre se interponía entre las más grandes estrellas del firmamento musical mexicano y la plácida y tranquila vejez. En 1966 la maldición reapareció: Javier Solís fallecía debido a que equivocadamente tomó un vaso de agua justo después de una operación relativamente segura para extirparle cálculos biliares.

Para abonar a esa arbitraria desgracia, debe decirse que justo antes de ella el cantante chilango de rancheras se encontraba en estado de gloria musicalmente hablando. Los primeros discos de Javier aparecieron en 1958 y la verdad es que, aunque siempre fue un cantante privilegiado como pocos, algo no terminaba de funcionar. Fuera la elección de canciones, la madurez de su voz o la calidad de los arreglos, el verdadero clímax del cantante llegó en el año '65 con sus dos obras definitivas: Sombras y Payaso.

El primero de ellos, Sombras, es una obra maestra de la música ranchera mexicana que desde su tema inicial atestigua el rol como pionero e influencia gigante de la ranchera moderna, sin la cual la existencia de Alejandro Fernández o Luis Miguel sería impensable. La producción es excelente, los arreglos bellísimos, la voz celestial, y los clásicos ('Cuando Calienta el Sol', 'Las Rejas No Matan', 'Renunciación', 'Sombras Nada Más') se dejan venir uno tras otro.

3. Payaso - Javier Solís

Es cierto que Sombras tuvo la mayor parte de los grandes éxitos, y aún resulta impresionante por el hecho de ser el primero de este gran par de discos dentro del año '65. Pero el tema es que Payaso es una maldita locura.

Empezamos por la canción del título y el chilango ya nos va pintando un panorama más histriónico, más emocional, más hondo incluso que su antecesor, con desconcertantes risas incluidas. Así nos va guiando por un valle de extremismo emocional donde el molde de la ranchera es la base pero no el límite; aquí los arreglos son música pura, la voz de Javier una patada en la cara a cada momento, cada punzante frase. El gran clímax pasional de Payaso llega con la penúltima canción, 'Cataclismo', pero en el camino nos va dejando joyas como 'Cuatro Cirios' y 'Se Te Olvida (La Mentira)'.

Otra cosa que debe decirse de este lanzamiento es que es serio a muerte en una época de tibios y medianos. Si uno contrasta lo hecho aquí por Javier con lo que hacían figuras como Francisco Avitia, Jorge Valente, Lucha Villa, Lucha Moreno, Antonio Aguilar, no hay realmente comparación. Sin intención de faltar al respeto a esas figuras relevantes, Javier Solís se coloca con este disco en un escalón arriba con los verdaderos genios del sentimiento ranchero, como Chavela Vargas y José Alfredo.

Este último gran disco del cantante citadino debe ser el mejor medio para evaluar su importantísimo legado y lamentar la posibilidad de que en sus próximos años nos hubiera dejado algún otro disco igual de bueno o quizás hasta mejor.

2. Preludio a Colón / Balbuceos / Horizontes - Julián Carrillo

En este lanzamiento que incluye tres temas de Julián Carrillo (de 1928, 1958 y 1947 respectivamente), tenemos la oportunidad de escuchar al legendario compositor jalisciense en su elemento sonoro. A diferencia de la Misa antes reseñada, que se trata de música plenamente coral, esta selección de composiciones nos muestra su trabajo con cantante soprano, flauta, guitarra, violín, octavina, arpa y piano tonal.

Otra vez (y como siempre con Carrillo) la escucha está lejos de ser tersa y sencilla. Hay elementos de atonalidad y de microtonalidad, es decir que básicamente lo que oímos se encuentra bien alejado de los métodos de composición que hemos llegado a asociar con los conceptos de melodía y armonía. Incluso yo creo que hay argumentos muy sólidos para sostener que esta música es naturalmente más alienante a nuestro sentido del oído y de la apreciación sonora.


Pero hay que contextualizar y tener presente que Julián formó parte de una generación iconoclasta y vanguardista, que en cada uno de los frentes del arte exploró la abstracción de sus respectivas partes y cuestionó las reglas técnicas y estéticas de los diversos medios de expresión, sea sonido, imagen o forma. En este estricto sentido, es muy posible que no haya músico mexicano que haya llevado a cabo una exploración más profunda que el mismo Carrillo, puesto que incluso otros innovadores como Revueltas fueron más turistas en la vanguardia que habitantes de ella.

La influencia de la búsqueda sonora de Carrillo comenzaría a volverse más influyente durante la década de los 70's, cuando una nueva generación de compositores mexicanos como Manuel Enríquez o Mario Lavista comenzara a tomar la batuta.

Habiendo dicho todo lo anterior, creo que aún así existe un inmenso valor emocional y melódico en la música de Julián Carrillo, ya que a pesar de su enfoque académico y matemático sigue encontrando la forma de imprimir a su música con una innegable humanidad.

Portada del disco Preludio a Colón.
Portada del disco Preludio a Colón.

10. Sensation Combo's – Sensation Combo's

Creo importante incluir este disco, así sea para ejemplificar que aún en nuestra era del internet y sus inmensas bases de datos como Discogs, RateYourMusic o Wikipedia, siguen existiendo grandes misterios sin resolver dentro de la música. Vaya, ni siquiera en la base de datos de la hemeroteca de la UNAM pude encontrar algún resultado sobre esta agrupación en periódicos de la época.

¿Quién demonios son los Sensation Combo's?

No dudo que alguien vivo lo sepa; por el año en que fue lanzado incluso es probable que miembros de dicha agrupación sigan acompañándonos en este plano terrenal. Pero lo cierto es que ni en rincón alguno de internet, ni en la edición física de este disco se puede encontrar información clara y mucho menos completa sobre ellos.

La información que tengo es la siguiente: con toda certeza, México fue el único país donde este disco fue editado; por el número de serie dentro de la disquera ECO, sabemos que es un disco del '65; adicional a ello, he encontrado declaraciones que afirman que a este conjunto perteneció el famoso sonero mexicano Luis Ángel Silva 'Melón', integrante del dueto Lobo y Melón; por lo mismo una figura crucial de la música tropical de nuestro país. No me sorprendería que también hayan formado parte de la agrupación músicos cubanos ya que el disco muestra una comprensión rítmica y emocional de la música de aquel país a niveles que son difíciles de ver en nuestro medio.

A pesar del misterio que rodea este disco (y que si alguien tiene mayor información será muy apreciada), su gran calidad instrumental e interpretativa lo coloca dentro de los mejores lanzamientos de música tropical de los 60's mexicanos, junto a discos como Vol. II de Tony Camargo, Sonia López y su Orquesta Tropical, Tropical de Victor Ruiz Pazos, Chucho Verduzco y su Conjunto, A Bailar Cumbia de Carmen Rivero y su Conjunto, Mike Laure y sus Cometas y, por supuesto, Canta Sonia López de la Sonora Santanera, posiblemente la carta más fuerte en este rubro.

1. Arau A Go Go - The Tepetatles

Hay discos de los que nunca desaparece ese impulso irracional de seguir checando la fecha de lanzamiento. Tal es el caso de Arau A Go Go de The Tepetatles ¿De verdad, 1965...? Vaya, reviso y reviso y sí, todas las fuentes lo confirman.


Se preguntarán qué hace de este disco uno tan claramente adelantado a su época. No hay una sola respuesta.

Puede ser porque trasciende totalmente el sonido del rock 'n' roll original en una época en la que grupos mexicanos como Los Reno o Los Apson todavía seguían plenamente insertos en él. Puede ser porque presenta un nivel de integración del rock a la idiosincrasia latinoamericana rara vez o de plano nunca antes vista. Puede ser porque en temas como 'Teotihuacán A Go Go' suena más a de Velvet Underground que a cualquier cosa que estuviera pasando en el mainstream de México o de Estados Unidos. Puede ser porque en sentido del humor e intención pareciera influenciado por Captain Beefheart o Zappa... antes de que cualquiera de esos dos sacara algún disco. Puede ser porque entra de lleno a un proyecto de mexicanización del rock que pasarían 20 años antes de que grupos como Botellita de Jerez, La Maldita Vecindad o Café Tacvba retomaran.

En fín, un disco verdadera, auténticamente impresionante. Vaya, ni siquiera Black Monk Time de Monks salió antes, es difícil de creer.

El artífice del disco es Alfonso Arau, quien lo realiza bajo el patrocinio del productor de telenovelas Ernesto Alonso y con el acompañamiento de otras figuras de la música de la época como Marco Polo Tena (Los Rebeldes del Rock) o Julian Bert en los teclados, mientras que las letras son del mismísimo Carlos Monsiváis.

Documento artístico cómico histriónico musical, histórico por donde se le vea.