
Lista por Eduardo Enríquez


La tecnología del LP como hoy lo conocemos (el disco de 12 pulgadas, generalmente a 33 revoluciones por minuto), fue adoptada por la industria discográfica mexicana alrededor de 1955. Cabe aclarar que algunos LP’s de artistas mexicanos, como Music of Mexico de Carlos Chávez con la Orquesta Sinfónica Nacional (1951), o Dinner in Mexico City de Pablo Marín con la Orquesta Típica de la Ciudad de México (1954), fueron producidos en el extranjero y por ello tuvieron un acceso anticipado a las 12 pulgadas. En esta lista únicamente se consideran discos publicados (ya sea en México o en el extranjero) en dicho formato que se convertiría en definitivo; por ello el lector no encontrará ningún lanzamiento en 7 o 10 pulgadas. Tampoco encontrará compilaciones o discos póstumos.
La lista ha sido seleccionada bajo los criterios de un solo escucha, su servidor. No obstante, creo que hay elementos para defender su presunta arbitrariedad y limitación. Durante largos meses llevé a cabo una búsqueda extensiva, tanto en línea como en múltiples tiendas y repositorios físicos, para escuchar todos los discos mexicanos de los 50’s en los que pudiera poner oídos.
Se trata de una tarea bastante realizable, ya que la industria del LP aún se encontraba en una temprana etapa de expansión durante esa década, y el catálogo de las principales disqueras (como Musart, RCA Victor o Columbia) era modesto en comparación de su producción de los 60’s. Los 15 álbumes seleccionados para esta lista surgen de un universo de 173 larga-duración lanzados originalmente en los 50's y que fueron escuchados de principio a fin.
Mis tres principales criterios para decidir si un disco pertenece entre los mejores de cualquier era son los siguientes:
1) Debido a la calidad de los músicos, cantantes, compositores o letristas, un disco destaca como un ejemplar excelente de un género dentro de su tiempo y espacio.
2) Debido a la creatividad, innovación o visión particular de sus creadores, un disco destaca como adelantado a su era o como una obra única y distinta.
3) Debido a su concepto, cohesión o estructura narrativa, un disco destaca como especialmente sólido o satisfactorio.
Sin más, los 15 mejores discos mexicanos de los 50’s.


14. Acapulco – Dueto Caleta (1957)
Incluso en un año tan remoto como 1957, la mayor parte del catálogo de las disqueras nacionales e internacionales establecidas en México se centraba ya en la producción de super estrellas. No era excepción la música regional. Solo RCA Victor producía regularmente a artistas de gran fama en el radio y el cine, como Javier Solís, Miguel Aceves Mejía, José Alfredo Jiménez y Amalia Mendoza.
Por ello, cuando dicha disquera decidió incluir en su nueva línea (RCA Camden) una serie de discos de corte más regional y auténticamente folclórico, el evento significó sin duda un respiro de aire fresco. Quizás entre los mejores ejemplos de ese fenómeno fue el álbum Acapulco del Dueto Caleta.
Se trata de una agrupación local del Estado de Guerrero, que conoció y trabajó de cerca con el maestro Agustín Ramírez. En la contraportada del disco es nombrado el compositor más importante de Guerrero y comparado con lo que Agustín Lara significa para Veracruz, o lo que Guty Cárdenas para Yucatán. Todas las canciones contenidas en el LP son de la autoría de Ramírez, a excepción de la última (‘Corrido de Agustín Ramírez’), que está hecha en su honor.
La calidad de producción e interpretación, tanto en lo musical como en lo vocal, es bastante alta a lo largo de las doce canciones. Fue prácticamente el único trabajo grabado del Dueto Caleta; una expresión refrescante de folclor que explora géneros poco celebrados en México como la chilena y el son guerrerense. Somos afortunados que haya terminado en acetato.
13. Homenaje a Cri-Cri – Cri-Cri (1957)
Tan solo el segundo disco de larga duración de Cri-Cri, pero ya es un homenaje a esta gran figura de la música infantil en México y que llegó a buena parte de América Latina. Y es que hay que entender que, aunque fue de los primeros artistas mexicanos en publicar en este formato, la existencia del grillo Cri-Cri (el alter-ego de Gabilondo Soler) venía ya desde 1936. Su presencia en la radio durante la década de los 40’s fue constante y sus primeros sencillos comerciales comienzan a incorporarse a las colecciones de las familias mexicanas desde principios de los 50’s.
El homenaje del disco conmemora precisamente los 23 años desde que el oriundo de Orizaba comenzó a aparecer como locutor radial en la famosa frecuencia XEW. Por su parte, las canciones contenidas alternan entre algunas de las composiciones más clásicas del autor hasta aquel momento, como el 'Ratón Vaquero' o 'La Olla y El Comal', y otras que se estrenaban, como lo fue 'Vals del Trompo'.
“Mis creaciones son personas, cosas y acontecimientos que tienen vida propia, que pertenecen a un mundo aparte, imaginativo por los personajes, pero muy real por su semejanza con la mente virgen de los niños". -Cri-Cri.


12. Con Acompañamiento de Mariachi, Arpa y Guitarra – Cuco Sánchez (1958)
La primera producción en largo del tamaulipeco Cuco Sánchez (alias de José del Refugio Sánchez Saldaña), muestra ya todo el talento compositivo y la sensibilidad interpretativa que le ganarían un lugar merecidísimo en el gran panorama de la música mexicana.
Aunque más tarde en su carrera se dedicaría a probar su versatilidad (grabando discos en géneros como el bolero, el corrido o el blues), en su debut encontramos a un Cuco Sánchez totalmente en su elemento; canta con elegante y minimalista acompañamiento de arpa y guitarra, el sonido mariachi haciendo su aparición en solo unas cuantas piezas.
La gran mayoría de los temas son rancheras cantineras de ritmo cansino, melancólica ambientación y una interpretación llena de maestría dentro de su género. Por otro lado, destaca e irradia dentro del disco ‘El Mil Amores’, un huapango alegre de gran letra, cuyo acompañamiento de arpa debe asegurarle un lugar entre las joyas de la producción discográfica mexicana de todos los tiempos.
Ya el hecho de que en esos años un debutante se atreviera a incursionar con un disco de canciones originales era un mérito gigantesco. Pero lo que realmente le asegura un lugar a este lanzamiento es lo palpable y evidente que es su influencia en tantos y tantos actos mexicanos que vendrían después, desde Chavela Vargas hasta Juan Gabriel.


11. The World's Most Versatile Trumpeter - Rafael Mendez (1958)
Rafael Méndez, aprendió música de su padre cuando tenía tan solo alrededor de 5 o 6 años, practicando por mucho tiempo como cornetista. Eventualmente, su familia y la agrupación que tenían terminaron por convertirse en músicos del cacique revolucionario Pancho Villa y sus oficiales, con Rafael fungiendo como uno de los principales talentos y atractivos a pesar de su edad extremadamente corta.
Él emigró a los Estados Unidos cuando cumplió los 20. Trabajaba en todo tipo de empleos manuales, pero fue descubierto por una orquesta local y siguió ascendiendo, hasta que alcanzó la clase mundial de los instrumentistas de su era.
El haber sido cornetista le ayudó a conseguir un estilo vibrante, rápido y de técnica sumamente limpia. Tan fue así que el conductor Edwin Franko Goldman dijo respecto a él en 1959 que “es el mejor trompetista del mundo en este momento. No tiene igual”. Para que pongamos esto en contexto (y en duda), Miles Davis lanzó A Kind of Blue ese mismo año.
Este lanzamiento de 1958 es el más celestial del mexicano y es probablemente una de las grabaciones más técnicamente impresionantes que alguien de este país haya plasmado sobre un disco. Todo tiene un corte muy europeo, con Méndez presentando adaptaciones propias de Bizet, Brahms, Puccini, Borodin y Smetana. Contiene también algunas interpretaciones de obras populares estadounidenses.
Importante es mencionar que tres piezas del LP editado por DECCA muestran al trompetista mexicano como autor original, y no es exageración decir que son de lo más impresionante del disco; tanto en su muestra de habilidad como en su belleza.


10. Los Tres Ases Vol. III - Los Tres Ases (1958)
No queda duda de que Los Tres Ases (Marco Antonio Muñiz, Juan Neri y Héctor González) llegaron a romper el año mexicano de 1958. Pocos grupos pueden presumir que su disco debut, su segunda, pero también su tercera entregas hayan visto la luz en un mismo año calendario. Y eso no sería más que un dato curioso de no ser porque los tres lanzamientos son joyas innegables dentro de su género y su contexto.
Este tercer LP no es necesariamente el más destacado de ellos, pero eso no es más que evidencia del estándar tan alto de calidad con el que se insertó al ya saturado mercado del bolero este trío legendario. Clásicos como 'No me platiques más', 'La Enramada' y especialmente 'Estoy Perdido' son de cajón en el repertorio de los abuelitos de ayer y hoy en nuestro país; y seguro que también lo fueron para una incipiente juventud romántica y bienqueredora de los tardíos 50's.
Acá se nota a un Marco Antonio Muñiz más suelto y cercano en su aproximación vocal a lo que sería su carrera en solitario; que en mi opinión jamás se compararía ni de cerca en propuesta o belleza a lo logrado junto a la aguda voz de Juan Neri y el hábil acompañamiento de Héctor González. El siguiente álbum ya sería de rancheras y para 1960 la principal estrella de la agrupación decidiría seguir su propio camino. Por ello el escucha conocedor debe afrontar el Vol. III de Los Tres Ases como un adiós anticipado.


9. Four Corners of the World - Esquivel (1958)
En este increíble lanzamiento los escuchas del mundo pudieron apreciar por vez primera a Juan Garcia Esquivel dejando la batuta para sentarse ante las teclas blancas y negras del piano. Desde la pieza inicial el instrumento resalta y destella con la cerebral técnica del músico mexicano, que a la postre nos presenta con un desplante inagotable de ritmo y sabor.
Justo esa palabra, sabor, suele ser abusada, malentendida y dar ñáñaras cuando se utiliza para describir música. Pero el caso del maestro Esquivel es ejemplar para ilustrar a qué refiere el mentado sustantivo.
Por supuesto, con un hombre obsesivo como lo fue el tampiqueño, cabe esperar que el piano no sea lo único destacado del disco. Al contrario, los elementos (aunque seguramente más minimalistas que en sus discos orquestados) se conjugan a la perfección para lograr ese sonido exótico y 'latinesco' tan esquiveliano. Particularmente debe de mencionarse la perfección de las percusiones, que por desgracia no vienen atribuidas en el acetato.
Como refiere el nombre del disco, el catálogo de 12 canciones encuentra a Esquivel dando la vuelta a los sonidos de los diferentes países del mundo, cerrando con nada más y nada menos que una versión muy propia del 'Cielito Lindo'.


8. Jazz En Riguz - Tino Contreras (1959)
Como buenos vecinos sureños, las clases medias y altas de nuestra sociedad han adoptado con o sin resistencia los códigos y lenguajes culturales y artísticos del gringo; esto al menos del Siglo XX para acá. En la década de los 50's el rock mexicano apenas se encontraba en una etapa embrionaria de lo más precaria, pero el jazz tenía ya bastante recorrido, tanto en lo que respectaba a su escena en vivo como a su historial de grabaciones.
Existe una legendaria sesión de grabación de 1954 que normalmente es mencionada como un parteaguas de la música jazz mexicana, en la que participaron figuras que seguirían siendo muy importantes, como Víctor Ruiz Pazos, Mario Patrón, Héctor Hallal 'El Árabe' y, por supuesto, Tino Contreras.
Pasarían 5 años para que el baterista chihuahense pudiera lanzar con la disquera mexicana Musart el primer disco a su nombre. Riguz, donde se grabó la sesión que da nombre al disco, fue un bar de jazz manejado por el propio Tino y luego por otro jazzista mexicano muy importante, Chilo Morán.
El álbum es, al menos en mi opinión, lo mejor de jazz mexicano que alcanzó a ver el formato de larga duración antes del ocaso de los 50's. Por su forma de grabación cuenta con un sonido muy en vivo que contrasta con los discos de estudio que ya estaban saliendo en Estados Unidos a estas alturas de la década (Kind of Blue, Time Out, Mingus Ah Um). Aunque casi todas las canciones son versiones de clásicos del jazz americano, 'Jazz a las 6 en 3/4' de Mario Contreras, 'Baby Baby' de Tino Contreras y 'Tipitipitin' de Maria Grever son piezas mexicanas que ayudaron a consolidar la idea de que podía existir un lenguaje de jazz mexicano.


7. Other Worlds, Other Sounds - Esquivel (1958)
Con dos discos en su haber, pero siendo mayormente un desconocido al norte de la frontera, Juan García Esquivel se aventuró a las voraces tierras de Hollywood para impulsar su carrera como pianista y como conductor de orquesta.
Este disco fue su presentación hacia el consumidor estadounidense, que ya desde la portada y el nombre buscó insertarse entre la música de la era espacial de un Les Baxter y la exótica de un Martin Denny. Se resistió a incursionar en el uso de instrumentos electrónicos y más bien llegó a su peculiar sonido a través de la experimentación con texturas y ritmos poco convencionales en el contexto orquestal y acústico.
Ahora sí, a diferencia de sus discos hechos en México, Esquivel tuvo acceso a amplios recursos y tecnología para sus particulares gustos de producción. De hecho, el énfasis en su sonido estéreo fue uno de los principales atractivos del lanzamiento. El hombre encargado de llevar al tampiqueño a Estados Unidos y producir este disco, Johnnie Camacho, declaró que "se trata de un arreglista que realmente escribe para sonido estereofónico"
Para Other Worlds, Other Sounds Esquivel aprovechó la labor de una orquesta de 26 músicos que incluyó dos guitarras, timbal, bongoes, conga y órgano, a parte de su propia labor en piano. Por otro lado, potencia su tendencia a usar acompañamientos vocales con curiosos arreglos y fraseos, esto de la mano del conjunto de Randy Van Horne.




15. The Music of Silvestre Revueltas – Carlos Surinach / The MGM Chamber Orchestra (1956)
Tras su muerte en 1940, la reputación de Silvestre Revueltas como el compositor mexicano vanguardista se fortaleció. Carlos Chávez le sobrevivió por todavía 38 años, ocupando un sin fin de cargos públicos y amistándose con sin fin de figuras de la cultura internacional. Las comparaciones entre estos dos compositores no terminan al día de hoy, aunque sin duda el hecho de que Chávez sea la cara institucional del nacionalismo mexicano y se haya dado una primacía a valores como la ruptura y la innovación, llevan a que Revueltas hoy día sea añorado como el auténtico genio incomprendido entre ese par.
Más allá de méritos musicales, es evidente que esa incomprensión sí se dio, fortalecida probablemente por la personalidad melancólica y tosca del duranguense Revueltas. A finales de su vida se abandonó al vicio del alcohol.
Mientras Chávez grabó uno de los primeros LPs mexicanos (al menos el primero que yo he podido identificar) en el año '52, Revueltas tuvo que esperar 4 años más para que se le dedicara un álbum a composiciones exclusivamente de su autoría, en este caso de un conductor español dirigiendo a una orquesta de cámara estadounidense. La selección de temas incluye algunos de sus infaltables, como 'Homenaje a García Lorca' y 'Planos', así como unas cuantas piezas menos socorridas dentro de su catálogo.
Al final, el disco termina por ser testimonio de ese estilo primitivista y folclorista que llevó a Revueltas a ser artífice principal en la inserción de México al modernismo musical.
6. Janitzio / Tres Cartas de México / Ferial - Yves Limantour / Orquesta Sinfónica Nacional (1958)
En el periodo que comprende entre 1944 y 1958, el nieto del político mexicano del mismo nombre (José Yves Limantour) logró escalar de conductor de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, pasando por la Sinfónica de Bilbao, para finalmente llegar a conducir y grabar frente a la más importante de su país: la Orquesta Sinfónica Nacional. Sí, esa misma que antes tuvo de líderes a Ponce, Carrillo, Chávez y Moncayo.
Cabe aclarar que Limantour nunca fue el conductor titular, puesto que entre 1954 y 1972 cumplió ese rol Luis Herrera de la Fuente. Como sea, este disco es prueba contundente de que fuimos afortunados en tener al nacido en París como encargado de la dirección para este concierto de tres partes, mismo que fue grabado para la serie de Musart con el INBA. Fácilmente se trata de uno de los trabajos más finos de música clásica mexicana grabado durante los 50's.
La selección de temas no podría ser mejor, incluyendo al padre del nacionalismo musical mexicano, Ponce; su mayor revolucionario, Revueltas; y su exponente más espiritual, Bernal Jiménez. Sin duda el criterio para estas piezas tuvo mucho que ver con su contenido profundamente folclórico y mexicanista.
Revueltas abre el disco y nos evoca a la hermosa isla situada en pleno lago de Pátzcuaro, famosa por sus tradiciones y su rol central en la tradición del día de muertos. Por su parte, recordar que Bernal Jiménez había muerto tan solo un par de años antes y esta grabación es de las primeras (o quizás la primera) que se hizo del compositor después de su deceso; en este caso, tres cartas musicales que reflexionan estéticamente en torno al país. Finalmente, el ferial de Manuel M. Ponce, una pieza llena de colorido y movimiento en el que el compositor zacatecano buscó capturar el sentimiento que le generó una tarde de feria en un pequeño pueblo cercano a Teotihuacan.


5. Ambassadors of Song: De Continente a Continente - Los Panchos (1958)
Si hubo una música que dominó en México la década de los 50's, esa fue el bolero. Aunque este género venía de muchas décadas atrás (algunos hablan de que el primer bolero mexicano surgió en manos de Enrique Galaz en el año 1918), para cuando aparecieron los larga duración su influencia seguía siendo suprema. Se pueden mencionar decenas de agrupaciones que grabaron álbumes de este género; algunas de ellas excelentes, y otras verdaderamente desechables.
Pero yo defiendo que existe un 'Trio de Tríos' que realmente encumbró el bolero y en los 50's brilló sin igual: Los Panchos, Los Tres Reyes y los Tres Ases. Por ahí Los Tres Caballeros podrían figurar como mención honorífica; pero no solo debe ser el tres el numero mágico para hablar del bolero, sino que la selecta lista ya mencionada aventaja por mucho incluso a ese digno competidor.
Y es que de esas tres alineaciones, cada una de ellas fue la máxima destacada en algún eje central. En sus respectivas semblanzas hablaré de cuales son las virtudes inigualables de Los Tres Ases y Los Tres Reyes; respecto a Los Panchos, se puede decir que fueron el trio más carismático y cosmopolita del bolero mexicano. Este último punto encuentra su máxima expresión en el álbum que aquí nos concierne.
Y es que Ambassadors of Songs: De Continente a Continente presenta a Los Panchos interpretando muy a su manera las canciones de 8 países: Cuba, Estados Unidos, Italia, Grecia, México, Japón, Francia y Puerto Rico. Muchos sabrán que Los Panchos tocaron por el mundo, incluyendo varios recitales en tierras Japonesas, donde fueron una especie de breve fenómeno popular e incluso grabaron y editaron discos. No hay falsedad en el título; Los Panchos realmente fueron los mayores embajadores de nuestra música por muchos años.


4. Sones de Mariachi / Huapango / Homenaje a García Lorca / Tribu - Luis Herrera de la Fuente / Orquesta Sinfónica Nacional (1955)
En 1955 la producción de discos en formato LP era realmente muy limitada; pero la disquera Musart se colocó en la punta de lanza al publicar algunas joyas grabadas en esta nueva tecnología. Aunque pronto Musart se convertiría en la productora de figuras muy exitosas de la música popular como Los Tres Caballeros, Antonio Maciel, El Trio Calaveras, Manolo Muñoz, Angélica María y muchos más, es notable que haya comenzado dedicándose principalmente a la publicación de grabaciones de música clásica mexicana. En ese año de 1955, lanzaron también un disco de obras de guitarra de Manuel M. Ponce y una colección de valses antiguos mexicanos interpretados por el pianista Miguel García Mora.
Pero sin duda la gran producción de aquel momento fue la de este disco, en el que se plasmaba por primera vez en un acetato de larga duración un concierto orquestal grabado en México (El Palacio de Bellas Artes), por una disquera mexicana y de música exclusivamente del país.
Luis Herrera de la Fuente, el titular de la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigió para esta grabación cuatro temas estelares del repertorio moderno mexicano y que reflejan la importancia de la ocasión: 'Sones de Mariachi' de Blas Galindo, el famosísimo 'Huapango' de Moncayo, 'Homenaje a García Lorca' de Revueltas y 'Tribu' de Daniel Ayala. Esta última probablemente sea la menos reconocida del set, pero su uso de instrumentos y elementos sonoros de la música autóctona reafirman el objetivo del disco de proyectar la riqueza de la música mexicana a través del nuevo formato.
Aquellos interesados en la obra mexicana de vanguardia y contemporánea tendrían que esperar a que aparecieran los primeros discos en esa categoría; por ahí de mediados de los 60's. Durante todos los 50's prácticamente fue de cajón que las producciones discográficas de clásica mexicana se centraran en el catálogo nacionalista. Y en esa tendencia, este es en mi opinión el lanzamiento más destacado.


3. Los Tres Reyes - Los Tres Reyes (1959)
Entre las agrupaciones clásicas de la época de oro del bolero mexicano, Los Tres Reyes fue una de las últimas en hacer su aparición; ya en el ocaso de la década de los 50's. Pero esa tardanza la compensaron con talento. Como he dicho, creo que pertenecen (junto a Los Panchos y Los Tres Ases), a un 'Trio de Tríos' más destacado del género.
En el caso de estos monarcas, su mayor talento fue nada más y nada menos que el instrumental. Los Tres Reyes eran unos guitarristas que te dejaban boquiabierto desde el segundo uno. Eso no quiere decir que el aspecto vocal estuviera desatendido: el puertorriqueño Hernando Avilés había sido uno de los fundadores originales y cantante principal de Los Panchos hasta su separación del resto del grupo en el año '52. Después de intentarlo como solista y líder de grupo, se une finalmente en la ciudad de México a este trio con Gilberto y Raúl Puente, jóvenes hermanos de Nuevo León.
El tema es que los hermanos Puente traían una formación impresionante como guitarristas. En el caso de Gilberto, tiene que entrar sí o sí en cualquier conversación sobre los mejores guitarristas en la historia de México. Es un top 5 forzoso, y yo no me enojaría si alguien lo llama simplemente el mejor.
Cada nueva canción que transcurre en el LP genera la expectación de escuchar cómo va a ser la introducción de la guitarra, todas mostrando una maestría absurda. 'Ódiame' es un momento culminante sin duda, pero el disco completo está hermosamente logrado. Esta particular unión no duraría demasiado, pero sí sería insuperable en la historia de la agrupación.


2. Siluetas en Trio (Vol. II) - Los Tres Ases (1958)
Los Panchos tenían el carisma y el cosmopolitismo; Los Tres Reyes tenían el dominio de la guitarra; y lo que tenían los Tres Ases definitivamente eran las voces. El trio conformado por Héctor González, Juan Neri y Marco Antonio Muñiz tuvo las armonías vocales más impresionantes del bolero mexicano. Muñiz con su tesitura de barítono le da un gran volumen a las melodías, mientras que la mayoría del tiempo Neri y González se alternan en la segunda y primera, el primero con su voz chillante y el segundo con su dulce entonación.
Algo que quizás pase desapercibido, pero que con las escuchas se va tornando evidente, es que Los Tres Ases tienen un influjo bastante importante de los cantantes de jazz y los barbershop quartets de los Estados Unidos. Sus armonías vocales no se limitan al simple acompañamiento como lo podría ser el de las rondallas o cualquier trio aleatorio de balsa de Xochimilco; este conjunto realmente jugaba concienzudamente con las tonalidades y tesituras de sus voces para crear atmósferas únicas.
Canciones como 'Regálame Esta Noche' y 'La Puerta' son definitivas en el cancionero bolerístico; son obras maestras. En ellas se ejemplifica a la perfección todo lo que he venido mencionando y que le da a Siluetas en Trio su estatus como una de las obras cumbre de la temprana discografía popular mexicana, que por lo mismo tiene que ser considerado entre lo mejor de los 50's.


1. Exploring New Sounds In Hi-Fi - Esquivel (1959)
No entiendo por qué hay tanta confusión respecto a cuál es la obra cumbre de Esquivel; se trata a todas luces de este álbum.
Desde el inicio de 'My Blue Heaven' es evidente que el tampiqueño se siente en confianza de aspirar a lo más alto, explotando sin recato el potencial de su estética personal. Es entendible, ya que este fue su segundo lanzamiento orquestal en Estados Unidos; ya había demostrado de lo que estaba hecho y ahora tocaba sacar la bola del parque. El acto de escuchar cualquier canción es la mejor forma de constatar ese nivel de soltura y libertad creativa.
El disco es una explosión acústica, que no deja de sorprender con curiosidades e invenciones que se suceden más rápido de lo que se pueden procesar. Es un juguetón desplante de imaginación y creatividad. Solo un ejemplo es 'Boulevard of Broken Dreams', una canción en la que Esquivel se sienta detrás del piano y da rienda suelta a su habilidad e inteligencia. Lo acompaña un infaltable ritmo latino y susurros femeninos de 'chachacha', mientras el coro masculino irrumpe con sus 'zooms zooms' y se prepara para entonar el título de la canción antes de verse interrumpido por sonidos jocosos y enigmáticos.
Una característica definitiva de Esquivel, que creo no suele decirse con todas sus palabras y sin tapujos, es que es capaz de introducir un profundo sentido de innovación y riesgo a su música sin que uno siquiera se de cuenta. Todo lo que hace es tan divertido que parece imposible ponerlo en la misma caja de tantos innovadores 'serios'.
Comparemos el título de este disco con el del resto de su discografía y entenderemos por qué este debe ocupar el primer puesto. Y es que en él encontramos a Esquivel dedicándose a aquello para lo que nació: explorar nuevos sonidos en alta-fidelidad. Si esa no es la mejor descripción para la encomienda de la providencia que este músico desempeñó en la tierra, entonces no sé cuál podría ser.

