


67
Reseña por Micro Esparza Oteo
La Venganza del Hijo del Guacarock (1985)
Botellita de Jerez
Polydor
VIDEO RESEÑA DE REGIONCUATRO
Integrantes:
El Mastuerzo: Batería y vocales
El Uyuyuyuy: Guitarra y vocales
El Cucurrucucú: Bajo y consonantes
Colaboradores:
Carlos Tovar "El Popis", Armando Montiel y Severo Viñas
Producción: Botellita de Jerez
Ingenieros de grabación: Francisco Miranda y Fernando Roldán
'Accesoria desafinatoria': Eduardo Arau
Ingeniero de sonido: Therry Goethais
'Entrenador': Fernando Arau
En su primer disco, Botellita de Jerez claramente presentó un concepto muy novedoso, ligado directamente a la cultura popular mexicana, que el público asimiló de forma muy natural. Los enterados del rock nacional ya disfrutaban de sus míticas presentaciones en vivo, y aquella primera placa resultó una revelación auténticamente genial. Pero en su segunda entrega el panorama cambiaba: el reto era mayor, las expectativas estaban en lo alto y no podían limitarse a repetir la misma fórmula. Una broma contada dos veces pierde la gracia. Así, todos estábamos a la expectativa de qué rumbo tomarían ahora los “Botellos” y hasta dónde podrían estirar su propio concepto.
La Venganza del Hijo del Guacarock resultó ser un disco más irreverente y mordaz, cargado de albures, dobles sentidos y alusiones a canciones populares. Ejemplo perfecto de ello es '¿Te gusta a ti ese son?', donde se entrelazan guiños y homenajes a Mike Laure, Pérez Prado, Celia Cruz y, sorprendentemente, hasta a Cri-Cri, a quien logran insertar en un contexto que suena a albur. 'Negro’s Blues' funciona como una especie de oda a las drogas, con un enfoque directo de crítica política. El álbum también amplía su espectro sonoro: se escuchan tintes guapachosos, son jarocho y hasta ritmos cumbieros.
Destaca también la genial sátira al heavy metal en 'Vete al Averno', con referencias a la satanización del rock. En la letra se escucha: “Entra Dante por delante y Virgilio por detrás...”, tomada de la Divina Comedia de Dante Alighieri. De alguna manera los Botellos consiguen transformar a un poeta clásico del siglo XIII en un albur de doble sentido, para luego rematar con la tonadita de una mentada de madre: “Vete a la verno, Satán”.
Otro momento clave es 'Devolución no hay', una burla directa a Revolution 9 de The Beatles y, de paso, a toda la intelectualización excesiva del rock. Como contrapeso aparece 'Guarda mi corazón', quizá la canción más “normal” de la banda hasta esa fecha: una power ballad sentimental, con mucho menos carga humorística, que funciona como respiro dentro de tanta irreverencia.
Todas estas referencias y guiños a grandes músicos alcanzan su clímax en 'Guacarock del Santo', donde se alude claramente a 'Sueño con serpientes' de Silvio Rodríguez, mientras se satiriza al todo movimiento de la Nueva Trova Cubana. La pieza arranca con un aforismo de Bertolt Brecht, que los Botellos consiguen situar con desfachatez absoluta, en el universo de la lucha libre mexicana. Entre irreverencia y humor, logran también rendir un homenaje soterrado, el humor, al final, se vuelve una licencia para decir barbaridades y, al mismo tiempo, verdades incómodas.
El álbum cierra de manera magistral con una parodia de 'Sin ti', clásico de Pepe Guízar inmortalizado por Los Panchos. En la versión de Botellita, el doble sentido transforma la pieza en un homenaje a El Tri de Álex Lora.
La Venganza del Hijo del Guacarock es un disco fundamental dentro de la discografía de los Botellos: contiene pasajes brillantes y algunas de sus canciones más emblemáticas en su plena época dorada. Conceptos tan propios y novedosos en el rock mexicano no se dan en maceta. Las letras tienen ese doble sentido y todas esas referencias que pueden ser confusas, pero a la larga te acostumbras.