Portada del disco Tarará.
Portada del disco Tarará.

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Reseña por Micro Esparza Oteo

Tarará (2000)
Gerardo Enciso
Fugazi Records

VIDEO RESEÑA DE REGIONCUATRO

Integrantes:
Gerardo Enciso: voz y guitarras.
Invitados:
Alejandro Marcovic: Guitarras eléctricas
Antonio Páez “El Charro”
José Fors: Voz y coros
Liz War (Ely Guerra), Erika Stettner e Isabel Tercero
Fernando Toussaint: Batería
César Aguirre y Hiram Gómez: Bajo
Daniel Kitroser Loop y batería
Carlos de la Torre: Piano
Emiliano Huerta: Percusiones y coros
Arturo Cipriano: Sax y coros
Pablo Novoa: Guitarra eléctrica
Eugenio Elías: Trompeta
Giampaolo Galasso y Antonio Camacho: Sax

Aurelian Ionescu y Sava Latsanich: Violín
Iouri Kassian: Viola
Ramón Becerra: Cello
Hipólito Ramírez: Contrabajo
Mario Cuéllar: Voz tenor
Ricardo Castillo: Texto y voz poeta

Dirección: Gerardo Enciso
Ingenieros: Armando Chong y Raúl Cuevas
Masterización: Chris Bellman
Arreglos: Pablo Nova, Gerardo Enciso, Alejandro Marcovich y Armando Chung

Diseño: Mireles Diseño

Yo tenía una disputa interna entre dos discos de Gerardo Enciso. Me daban vueltas en la cabeza como candidatos a considerarlos en mi lista de los discos más representativos del rock mexicano. El debate se centraba entre su poderoso álbum Cuentos del Miedo (Culebra, BMG, 1993) y el que nos ocupa: Tarará. Incluso hice una pequeña encuesta con algunos fans que conozco y sólo me confundían más. Hubo quien me aseguró que el mejor es el primero, A Contracorriente (independiente, 1989).

Durante una breve charla con el mismo Gerardo Enciso, le pregunté directamente:

—¿Cuál consideras tu mejor disco?

Y textualmente me contestó:

—Hola Micro, creo que deberías, y te lo digo de buena fe, escoger mejor tus preguntas. Lo que me preguntas suena como: "¿A quién quieres más: a tu papá o a tu mamá?" o "¿Qué te gusta más: el cielo o el mar?” Ese tipo de preguntas no se responden sin saber que mentirás.

Para la llegada del año 2000, Gerardo Enciso ya había vivido mundos opuestos. En sus inicios, la represión al rock en México; para mediados de los ochenta, vivió el lanzamiento del Rock en tu idioma. Había traspasado el mundo de la independencia con su primer disco y, con Cuentos del Miedo (Culebra-BMG, 1989), conoció “las mieles” de lidiar con una compañía transnacional como BMG. Por otra parte, ya conocía la experimentación y el riesgo de hacer algo nuevo, combinando lectura de poesía, música y teatro, en el disco Es la Calle, Honda… (Universidad de Guadalajara, 1990), realizado en colaboración con el poeta Ricardo Castillo y auspiciado por una institución pública.

Aunque Enciso nos tenía acostumbrados a hacer cosas muy diversas -sus discos son muy diferentes entre sí y no es un músico que se case con fórmulas comprobadas-, nadie podría haber pronosticado lo presentado en Tarará: una verdadera sacudida. Un trabajo que sorprende, primero por el sonido -desde las texturas a nivel producción- con influencias muy diversas, que van desde el pop más fresa en temas como “El Abuelo” (donde hace un homenaje a Agustín Lara y su tema “Solamente una vez”), hasta la experimentación de “Sueño #10”, con tendencias a la música de vanguardia. Dentro de este gran abanico que abarca los extremos entre el pop y la experimentación, aparecen el jazz, free jazz, soul, canción contemporánea, rock, música árabe, rock duro, folk, funk… Y en términos líricos -cuestión donde Gerardo siempre ha demostrado ser un portento- también vemos diferentes tonalidades, sin jamás caer en lo banal, sin perder ni un ápice de propuesta ni su condición de cantante de culto.

Fue una producción del mismo Gerardo Enciso, para un sello independiente de Guadalajara, creo que sale bien librado, tomando en cuenta que fue un proyecto, que si bien contó con grande músicos y un ejercito de colaboradores, tenía limitaciones de presupuesto. Nunca se sabe, y dicen que “el hubiera no existe”, pero si este disco se lo dan al productor estelar correcto, con presupuesto holgado… otra cosa sería.

Saliendo por completo de su zona de confort, Tarará es su trabajo más peculiar, más ambicioso, el más alejado del folk y del rock rupestre. Si bien él nunca se erigió como miembro del movimiento rupestre, siempre ha estado ligado a el, presentando claros nexos musicales, de amistad y afinidades existenciales con muchos de sus fundamentos y, más aún, con los músicos que lo conformaban.

Gerardo Enciso es un personaje mítico, de minorías. No tiene muchos discos, no se presenta constantemente en vivo y se ha mantenido con una dignidad inquebrantable al margen de la corriente principal. Además, se ha ausentado de la escena por largos periodos: entre Tarará y su disco antecesor hay siete años de diferencia, y entre este y su sucesor, diez años. En un camino de más de 36 años, sólo ha editado cinco álbumes solistas. Tal vez sea, en principio, porque no ha estado en una disquera de planta, nunca ha firmado un contrato que le proyecte una carrera a corto, mediano o largo plazo, buscando mantenerse al margen de ataduras comerciales.

Tarará cumplió una de las promesas fundamentales de la llegada del año 2000 y el cambio de milenio: comprometerse con cosas nuevas, lograr sonidos que no recordaran a nada de lo que había hecho Enciso. Fue un antes y un después. Dentro de toda la búsqueda musical que nos presenta esta placa, aunque parecería una contradicción, curiosamente también tiene algunos de los pasajes más pop y tiernos de su carrera, cosas que jamás pensarías llegaría a hacer Gerardo Enciso. Y el resultado fue tan trascendente como desconocido, tan oscuro como luminoso, tan lúcido como ignorado por el gran público.

Tarará es un disco muy particular y único en el rock mexicano.

Enlace a la lista de Rehilete y Región Cuatro de discos más chidos del rock mexicano.Enlace a la lista de Rehilete y Región Cuatro de discos más chidos del rock mexicano.
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