Portada de la película Ayer Maravilla Fui.
Portada de la película Ayer Maravilla Fui.
Calificación favorito de Rehilete
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Reseña por Lalo Enríquez

Ayer Maravilla Fui (2017)
Gabriel Mariño
Mandarina Films
Película: Drama / Ciencia Ficción

Un precioso retrato en escala de grises de la CDMX, que se las arregla para ser también un drama amoroso original, con influencia de la ciencia ficción.

Aproximadamente un año antes del lanzamiento de Roma de Alfonso Cuarón, otro director mexicano ya hacía un genial retrato en escala de grises de la Ciudad de México. En este caso, con el valor añadido de capturar una ciudad totalmente actual. Que la obra de Cuarón sea un filme de corte histórico lleva a que la elección del blanco y negro evoque una estética pretérita; en contraste, Ayer Fui Maravilla del director Gabriel Mariño reinterpreta ante nuestros ojos la misma ciudad por la que transitamos y vagamos día tras día.

Justamente la cinematografía y fotografía son aspectos de los que se debe hablar antes de pasar a otros temas. El filme logra capturar de manera sorprendente la esencia de la urbe mexicana, aunque cabe apuntar que es únicamente en lo que podríamos llamar su faceta ‘popular’. No nos enteramos de la existencia de Polanco o la Roma, sino que la fotografía nos lleva por la colonia Centro, La Lagunilla, Tlatelolco y alrededores; siempre con un manejo destacado de sombras y contrastes. Los enfoques refuerzan la construcción narrativa, especialmente en lo que refiere a la presentación de objetos concretos que están cargados de significado. Ejemplos de esto último son el cuaderno del personaje principal, las plantas que cuida atentamente, el arte y los instrumentos para cabello de Luisa, etc.

Ahora sí, centrándonos en la historia como tal, el director ha mencionado que la ciencia ficción fue una inspiración importante para él, y justo bajo esa categoría ha sido etiquetada la película en múltiples espacios. Lo cierto es que de ese género retoma más que nada los giros narrativos y el misterio de su imaginativa premisa; pero hay mucho más de drama y de fantasía que de ciencia en esta historia.

A través de la película vamos cayendo en cuenta no solo de que nuestro protagonista no es quien nosotros pensábamos, sino de que ni siquiera sabemos quién es. En un diálogo revelador, una de las encarnaciones de nuestro personaje principal (que se hace llamar Ana), con el pretexto de estar contando un sueño, revela que cambia periódicamente de cuerpo sin que tenga ningún control sobre dicho fenómeno. Más adelante, descubrimos que ese cambio de cuerpo no es sin sus consecuencias: los cuerpos que toma son de personas reales, que durante esos lapsos desaparecen de sus verdaderos entornos y cuando reaparecen lo hacen en un estado físico bastante deteriorado.

Y si esa premisa no fuera suficiente para sostener un proyecto fílmico, se nos proporciona además un drama romántico muy bello en sus connotaciones y original en su planteamiento. Normalmente cuando se presenta un romance entre dos personas del mismo sexo a ese hecho termina dándosele un peso crucial en la trama y colgándosele un mensaje social, ideológico, político. En este caso el contexto es muy distinto, ya que no conocemos a la encarnación original de nuestro personaje principal; no sabemos si tiene un cerebro de hombre o de mujer, vaya, no sabemos ni siquiera si es un humano y no una especie de ente etéreo.

Lo cierto es que a través de todas las encarnaciones que nosotros le conocemos, su amor / atracción por Luisa es una constante. El que logre conocerla y enamorarla a través de una manifestación femenina quizás no sea más que por las barreras que ese personaje secundario ha generado a razón de los traumas de su pasado. Más allá de eso, la naturaleza cambiante de nuestro personaje principal por definición lleva a que su amor trascienda de extraña forma el tema del sexo; este romance es una conclusión natural de las premisas que la misma película establece. Sin duda un argumento interesante no tanto por su hipotética utilidad sociopolítica, sino por ser profunda reflexión de lo humano.

Mi único cuestionamiento va hacia el estilo de actuación, que intuyo bastante influido por la labor de dirección de Mariño. Todo diálogo y acción lleva una pausa y duda que termina por ser un poco antinatural. De cualquier forma, no negaré que termina por ser parte integral de la atmósfera de una película que nos presenta con una humanidad sutil y genuina.