




Reseña por Lalo Enríquez
Changuemonium (2015)
Jessy Bulbo
Independiente
Disco: Latina / Alternativa
Abracemos juntos nuestra animalidad con este disco tan diverso como divertido.
La verdad es que no recuerdo cómo ni cuándo, pero este lanzamiento de Jessy Bulbo se convirtió rápidamente en una de mis escuchas más recurrentes durante el ya-no-tan-cercano 2015. Es probable, de hecho, haya sido mi disco mexicano más escuchado de aquel año de mediados de la década.
Y para nada es que se trate de un gusto culposo, aunque ciertamente difiere de mi programación habitual. Hay algo en el ingenio de estas canciones que me llevaba a escucharlo de seguidilla y a veces a repetirlo completo así sin más. Algo en ese sentido del humor, en el mexicanismo, en el romance incomprendido y en los múltiples llamados a ceder a nuestros impulsos de Changuemonium eran exactamente lo que necesitaba mi yo universitario; atrapado como estaba en sus respectivos prejuicios y conflictos románticos y existenciales.
Las interpretaciones tanto de Jessy como en la instrumentación en general podrían parecer a primera escucha un tanto naif. Pero una escucha repetida o más atenta devela la originalidad de las canciones en su letra y concepto, así como deja claro que todo está pasando por una razón, contribuyendo a la estética tan particular del disco en el que, como ya comenté, el sentido del humor y lo kitsch (o como guste usted llamarle) es de lo más intencional. Decir que el resultado es ‘profesional’ sería más un eufemismo que otra cosa.
En lo musical, Changuemonium puede presumir de ser al mismo tiempo ecléctico pero congruente. Aquí hay rancheras, baladas pop, electrocumbias, algo de música surf / de luchadores, cosas en la vena de Maria Daniela y su Sonido Laser, e incluso por ahí podemos encontrarnos con la influencia de Cri-Cri y otras chucherías del viejo México (‘Anabel’). Todo lo anterior unido por la constante hiperactividad de la instrumentación y por las magníficas interpretaciones de Jessy.
Pasando a las letras, la mayoría de ellas tocan directa o indirectamente las temáticas del romance y el sexo. Canciones como ‘Asegún’ y ‘Hasta Siempre’ presentan giros sumamente interesantes a los géneros de la banda y la ranchera; aunque la interpretación les da un toque muy poco convencional, invito a oírlas pensando que pudiera cantarlas cualquier ícono ranchero tradicional como Lola Beltrán o Chavela Vargas y podrían pasar sin mucho problema por clásicos del género.
En otra vertiente, nos encontramos con temas como ‘Ay Ay Ay’ y ‘No Es Pa’ Tanto’, en los que, más que cantar al amor, Jessy reflexiona con desfachatez sobre fenómenos del amor de ayer y hoy como el eterno amor no correspondido y las frustraciones inherentes a la monogamia, respectivamente.
Lo lírico también nos ayuda a develar los secretos de su excéntrico título: Changemonium. Mientras que en ‘Anabel’ y ‘Romance’ escuchamos a Jessy ya sea identificándose o contándonos las historias amorosas de diversos primates, ‘En Cuando Ríe’ nos topamos con imaginario de una especie de bacanal infernal al ritmo de la electrocumbia desenfrenada. El nombre del disco captura las preguntas que parecen explorarse a lo largo del disco: ¿Queremos bonito o cedemos a nuestros impulsos? ¿Realmente queremos orden? ¿O solo nos duele aceptar que en realidad queremos fiesta, sexo y caos, aún sabiendo lo destructivas que son las consecuencias? Aceptémoslo, somos changos; o al menos lo es una parte de nosotros que nunca dejará de planear su escape.
Cuando escuché estas canciones por primera vez pensé que tarde o temprano tendrían que triunfar en términos de popular por su profunda conexión con la psique mexicana. Me ha sorprendido notar que no ha sido así, al menos al grado al que yo imaginé que debía suceder. Y no tengo empacho en decirlo: este disco merece más popularidad y más reconocimiento. Quiero estar en una borrachera y que pongan ‘Hasta Siempre’ o ‘Vuélvete’ cuando todos estemos hasta las chanclas.
Como dato curioso, este disco salió casi al mismo tiempo que la primera novela de Jessy Bulbo, Rock Doll.