Portada de la película Como Agua para Chocolate.
Portada de la película Como Agua para Chocolate.
Calificación Recomendado de Rehilete.
Calificación Recomendado de Rehilete.

Reseña por Augusto Montero

Como Agua para Chocolate (1992)
Alfonso Arau
Miramax
Película: Romance

La comida mexicana vuelta drama.

Desde que tengo uso de razón me ha gustado cocinar. Ayudaba a mi madre a hacer la comida desde pequeño, 8 o 9 años y ya estaba de impertinente queriendo prender la estufa y tatemar algunos chiles. Siempre creía que cocinar era una especie de laboratorio o incluso, algo relacionado con las pócimas. No estaba tan errado, hay algo (o mucho) de magia en lo relacionado a crear los alimentos para las personas que quieres. Más o menos esta receta mágica la podemos ver en la obra Como agua para chocolate, escrita por Laura Esquivel. Sin embargo, el día de hoy toca hablar de su adaptación cinematográfica.

Dirigida por Alfonso Arau y basada en la novela de Laura Esquivel, es una película que teje una historia de amor prohibido y tradiciones arraigadas en el México de principios del siglo XX. La protagonista es Tita, la menor de las hermanas De la Garza, quien, según la costumbre familiar, está condenada a permanecer soltera para cuidar a su madre hasta el día de su muerte. Su destino da un giro cuando Pedro, un joven apuesto, llega a la hacienda y se enamora perdidamente de ella. Sin embargo, la intransigente Mamá Elena prohíbe su unión, ofreciéndole en matrimonio a Rosaura, la hermana mayor de Tita. Para permanecer cerca de su amada, Pedro acepta casarse con Rosaura, desatando un torbellino de emociones y pasiones reprimidas.

La cocina se convierte en el refugio y el medio de expresión de Tita. Sus sentimientos se transfieren mágicamente a la comida que prepara, afectando profundamente a quienes la prueban. La alegría, la tristeza, el deseo y la frustración se cocinan a fuego lento en cada platillo, creando una atmósfera de realismo mágico que impregna toda la narrativa. La película es un festín visual y sensorial que explora los límites del amor, el sacrificio y la rebeldía silenciosa frente a las imposiciones sociales.

Más allá de la historia de amor imposible que se nos plantea desde un inicio (¿quién no ama ese tipo de dramas?), Tita representa dos cosas sumamente importantes: el empoderamiento femenino por medio del arte culinario (suerte de alquimista, o en su defecto de bruja que con sus menjurjes y pociones [comida], enamora) y la lucha generacional en contra del status quo patriarcal, irónicamente representado ésta vez en la madre. Tita lucha con las únicas armas que tiene: su bondad natural, y su extraordinario don para cocinar. El hecho de que pueda impregnar la comida con sus sentimientos y transmitirlos a los comensales nos habla del poder de sensibilidad y convencimiento que puede tener una persona por medio de sus talentos, en este caso de sus dotes femeninas.

Vale la pena darle un mordisco a esta película (y si les gusta acábensela completa) porque más allá de la crítica al sistema, de la historia de un amor imposibilitado por las arcaicas costumbres que limitaban la vida de las personas (en especial la de las mujeres), tenemos una manera peculiar de contarla, un hilo conductor que abre el apetito y nuestras papilas gustativas piden saborear más. La película no solo es una historia que nos propone ver la vida como un suceso de hechos, sino que nos plantea, además, lo siguiente: Si tuvieras que contar tu historia por medio de platillos mexicanos ¿cuál sería la entrada, el plato fuerte y el postre?