Portada del libro Con Tantito Epazote Se Compone.
Portada del libro Con Tantito Epazote Se Compone.
Calificación recomendado de Rehilete
Calificación recomendado de Rehilete

Reseña por Lalo Enríquez

Con Tantito Epazote se Compone (2024)
Pedro Bosch Giral
Fondo de Cultura Económica
Libro: Novela

La surreal mezcla que se cocinó en Cuernavaca en los 60’s en una novela donde conviven millonarios, activistas, intelectuales y cocineras.

En absoluto es una rareza hablar de científicos que se hayan dedicado también a la escritura de ficción; la cosa es que en su abrumadora mayoría se trata justamente de obras de ciencia-ficción: Carl Sagan, Isaac Asimov, Arthur C. Clarke, Alexander Romanovich, Michael Crichton, entre otros similares. Lo que si es un poco más raro es aquellos científicos que escriben novelas pero jamás adivinarías por leerlas que son producto de la mente de un profesional de la ciencia.

Tal es el caso de Pedro Bosch en lo que refiere a Con Tantito Epazote se Compone. Anteriormente ya había escrito la novela Fuego en el Alma y en la Vida Infierno (2000), aunque entiendo que en aquella ocasión, aunque se trató de una novela del género negro, sí hubo una intención de su creador de ligarlo a su labor y visión científica a través de la figura del fuego. Así también el caso con otra de sus obras aún anterior, en aquel caso una colección de cuentos titulada El Carbono. Cuentos Orientales. Acá en Epazote la verdad es que parecerían destacar más algunas otras posibles vocaciones por parte de Bosch, como la de historiador o la de sociólogo.

Esta novela corta publicada el año pasado nos remonta a la Cuernavaca de los años 60’s, cuando ahí se habían establecido figuras tan surreales y relevantes como Bárbara Hutton (millonaria y socialité estadounidense), Iván Illich (teólogo y pensador austriaco), Erich Fromm (famoso psicoanalista alemán) o Gregorio Lemercier (monje belga), David Alfaro Siqueiros (artista mexicano), Sam Mooney (mafioso fugitivo estadounidense) o Axel Wenner-Gren (millonario sueco).

Entre estas figuras que contrastan lo académico y lo opulento, Bosch nos presenta la historia desde una perspectiva muy distinta: la de los empleados domésticos que no pertenecen a su mundo pero que a veces tuvieron la oportunidad de verlo desde dentro con asombro. En particular, el personaje ficticio de Elpidia es el que termina siendo nuestro principal: cocinera en el Palacio Sumiya de Bárbara Hutton y asistente de limpieza en el Centro Intercultural de Formación (CIF) de Iván Illich.

Esa decisión le da completamente otra dimensión a la historia, ya que a través de Elpidia y su familia somos invitados a los debates intelectuales de los teólogos y psicólogos, y escuchamos por ahí el buen chisme de las altas esferas; pero invitados y nada más. Parece tomar un rol más central el estilo de vida y los sucesos sociales y políticos del México de los 60’s: la familia escuchando junta en el radio a Kalimán, los discos de acetato de los Locos del Ritmo y los Hermanos Carrión, el triunfo inevitable de los candidatos del PRI, el cruel asesinato de guerrilleros disidentes como Rubén Jaramillo, etc.

Pero no podemos dejar de decir que uno de los aspectos más remarcados la novela es que la presencia de estos intelectuales y millonarios, hombres y mujeres de mundo, no se limitó a una esfera hermética y de cierta forma permeó en otros estratos sociales, representados justamente en Elpidia y su círculo familiar.

A través de su excéntrica adoración de la cultura japonesa, Barbara Hutton termina por propiciar en la familia de Elpidia un gusto por diversos aspectos de la misma, como los kimonos, la gastronomía y la artesanía nipona.

A través de sus reflexiones y su visión combativa del rol que debe tener la religión, Iván Illich sostiene interesantes conversaciones con Elpidia y forma parte del círculo que lleva a su hijo Susano a las filas de los activistas preocupados por lo sucedido con Rubén Jaramillo.

A través del perfil psicoanalítico de Erich Fromm, vemos a Elpidia despertar su curiosidad y parte de su potencial intelectual, teniendo un crecimiento bastante interesante como personaje.

No dudo que habrá quien llegue a acusar de cierto clasismo a la obra, en parte porque las clases bajas son retratadas desde el principio como regidas por una moralidad sumamente cuestionable, mientras que los extranjeros son retratados como curiosos y compasivos ante las condiciones económicas y sociales de los locales. Yo no seré de esos francamente, y se me haría un ataque bien tedioso; al final se sobreentiende que en muchas ocasiones el actuar con curiosidad o magnanimidad es facilitado enormemente al tener las condiciones materiales e intelectuales para que ello no represente un peso.

Desde adivinación, pasando por intrigas policiacas internacionales, constantes referencias gastronómicas, grilla y hasta romances, Con Tantito Epazote Se Compone busca conjuntar muchos elementos en un todo complejo que al final sale a flote por una esencial modestia y simple observación que guía la labor de Pedro Bosch en este corto y disfrutable librito.