Portada del libro Confabulario.
Portada del libro Confabulario.
Calificación Recomendado de Rehilete.
Calificación Recomendado de Rehilete.

Reseña por Augusto Montero

Confabulario (1952)
Juan José Arreola
Fondo de Cultura Económica
Libro: Cuentos / Fábula

Bienvenidos a la fantasiosa imaginación de J.J. Arreola, en formato de fábula.

Arreola es uno de esos escritores que parecieran haber sido olvidados de alguna u otra forma en el gran canon de los imprescindibles. Antes se menciona a Juan Rulfo, al laureado Carlos Fuentes o al galardonado premio Nobel de Literatura Octavio Paz. No me gusta hablar de talento, de quién es mejor o si la popularidad tiene algo que ver; yo me enfocaré en presentar un libro que es por demás curioso para mí.

Confabulario, como su nombre sugiere, es más que un libro de cuentos, una antología de fábulas originales de Arreola; en estas se pueden aprender algo sobre la vida, por medio de anécdotas que a veces rayan en lo fantástico. Al final, lo que importa para el autor es presentar un México cuya realidad parece acercarse más a la ficción, por eso, no es de extrañarse que esta obra, si bien no está dentro del realismo mágico, sí sea de eso libros que se pueden pensar como precursores de nuestros tiempos; algo le habrá aprendido Rulfo previo a escribir El llano en llamas y Pedro Páramo. Sea como sea, es hora de desempolvar una obra que es considerada la mejor de este escritor jalisciense.

No me detendré a hablar de cada uno de los treinta cuentos que conforman esta antología, pues sería una labor tediosa para mí y seguramente para ti, lector. Quiero enfocarme sólo en algunos cuentos -mis favoritos- y a partir de ahí intentar descifrar la tónica de lo que Arreola quería transmitir con su confabulación literaria.

Para empezar, está el que probablemente sea el más famoso de todos sus cuentos, no digo de este libro -que también- sino de todos los que alguna vez escribió: “El guardagujas”. Es el cuento más representado en obras y cortometrajes, porque hay algo que sabe transmitir muy bien: el deseo de escapar a un mejor lugar, lejos de la aburrida cotidianidad. En la historia un hombre desea llegar a T (Arreola se reserva el derecho de inventarse algún nombre) -suerte de lugar cualquiera- pero el guardagujas lo termina convenciendo que olvide sus planes y deje de ser esclavo del tiempo (y sus responsabilidades) para que se vaya a X. Un cuento, que a pesar de la premisa tan simple logra mantener cautivado al lector al hacerle pensar una y otra vez a qué rayos está jugando el guardagujas.

Otro cuento importante es “El faro”: la confabulación de un triángulo amoroso que está podrido hasta la médula. En un faro vive, naturalmente, el guardián del faro, su mujer que tiene que vivir con él en el faro y un amigo de ambos, sin embargo, el amigo es el amante de la mujer; empero, si creen que es una historia de venganza a la antigua usanza de asesinatos pasionales, se equivocan: sí hay una venganza, pero está es realizada de una forma distinta. Arreola hace un despliegue de comprensión lectora bastante brutal, pues sólo leyéndolo una y otra vez es que se alcanza a entender, qué clase de vendetta es la que se ha montado el esposo cornudo. Sea como sea, esta historia nos remite al eterno dilema sobre el amor, la pesadez de la rutina y cómo a veces el pecado se vuelve el propio castigo.

“Baby HP” lo catalogaría como un cuento panfletario. Si realmente existiera el mecanismo -un producto que se le pone a lo niños para cargar la energía que producen y luego usarlo como energía eléctrica gratis- sin lugar a dudas lo compraría. Arreola plantea un ¿cuento? que es más bien un promocional para madres primerizas; juega quizá con la publicidad de su tiempo sin más. A ciencia cierta no estoy muy seguro, pero léalo, le va a encantar, garantizado por Rehilete y Colaboradores; si no le gusta, le regresamos su dinero.

Del último cuento que quiero hablar es el de “Un pacto con el Diablo”. Este cuento, que recuerda mucho a “El Diablo y Daniel Webster” nos cuenta la historia de un hombre que va al cine para despejarse de sus problemas al ver una película de, justo, un pacto con el Patas de Cabra. A media película un hombre se sienta al lado suyo y empieza a tratar de convencerlo de que el pacto con el diablo es un gran negocio, que él debería hacerlo y sacar todo el dinero posible para darle una mejor vida a su mujer. El final de la historia lo dejo abierto -al igual que Arreola lo hace de alguna u otra forma-, pero con lo que me quedo es con esa reflexión que deja sobre si la condenación eterna es buen trato a cambio de una monedas en este plano terrenal.

Vale la pena leer a Juan José Arreola porque es acercarse a otro México, uno que no aparece en Rulfo -éste más campirano-; un México más citadino, pero que sigue teniendo esa esencia propia de un país antes de abrirse. Sus cuentos nos transportan a un lugar que sigue siendo tradicional y por lo mismo, la magia no ha sido sustituida por la tecnología. Es un viaje tranquilo y apacible cuyas historias tal vez no sorprendan tanto, pero sin lugar a dudas es como comerse un dulce típico mexicano; sabe bien y reconforta el corazón.