




Reseña por Augusto Montero
El Fantasma del Convento (1934)
Fernando de Fuentes
Rayo Films
Película: Terror
El terror cinematográfico en México a hace casi un siglo, y la lucha contra la tentación.
Tres amigos perdidos en la noche en un bosque de lo que probablemente sea la Ciudad de México, durante mediados de los años treinta. Un extraño convento que parece abandonado. La necesidad de refugio para sobrevivir la fría y lúgubre penumbra. Unos monjes que renuentes a dar asilo, pero obligados por su convicción de ayudar al prójimo permiten la estadía. El miedo de saber qué algo anda mal en ese lugar. Una historia de pasión y traición que tiene condenada a un alma en pena. Y lo que pareciera ser un hecho que está condenado a repetirse en ese lugar, a menos que alguien esté dispuesto a controlar sus bajas pasiones humanas. Eso es en esencia esta entrañable película que es considerada una joya oculta del cine mexicano, previo a lo que será la época de oro.
Cuando pensamos en terror del cine nacional, difícilmente esta película asomará en cualquier charla, en buena medida creo, debido a lo antigua que es; pues sólo hay que hacer sumas, y a la fecha en que se escribe esta reseña (2025) necesita menos de una década para cumplir el siglo de haber sido estrenada. Claro, su terror es uno que hoy día no asustaría ni a un niño de cinco años; - los videos de terror en Tik Tok o YouTube que ven de supuestos encuentros con brujas y fantasmas, seguro dan más miedo - sin embargo, la magia de esta obra en blanco y negro no pasa ya por el susto, sino por el argumento tan bien construido y las reflexiones en torno a cómo las pasiones humanas pueden destruir una vida dedica a Dios. La tentación - o en este caso el mismísimo príncipe de las tinieblas - siempre va a estar a la vuelta de la esquina, inclusive si estás recluido en un templo dedicado a la divinidad.
La película tiene una historia de entrada algo cliché puesto que, aún hace cien años, eso de amigos perdidos en el bosque que encuentran un refugio y este termina estando embrujado, ya era un argumento recurrente. No obstante, lo interesante aparece cuando descubrimos el triangulo amoroso. Cristina es esposa de Eduardo, sin embargo, está enamorada en secreto del amigo de éste, Alfonso. Ya una vez en el convento descubren que los monjes que le dieron asilo pertenecen a la Orden del Silencio -metáfora del secreto que yace entre los amigos y los muros del convento- y que la celda donde tendrán hospedaje perteneció a un monje que vendió su alma al Diablo para así seducir a la mujer de su amigo; sobra decir que tuvo un trágico desenlace ese trato para todos los involucrados. Esa noche, pareciera que el mal quiere resucitar ese evento, pero ahora con los tres amigos, víctimas cada uno, a su manera, de sus propios deseos.
Pese a casi tener cien años está película es ampliamente recomendable, pues crea una historia en la cual muchas personas pueden sentirse identificadas; estar perdidas en un punto de su vida y la creencia de que caer ante la tentación es la forma de (re)encontrarse. Un tema bastante humano que es actual en cualquier punto de la historia de nuestra especie. Por ello y más, es película esencial para cualquiera que desee conocer algo de la historia clásica del cine mexicano y nuestros inicios cinematográficos en el terror.