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Reseña por Augusto Montero

El Principio del Placer (1972)
José Emilio Pacheco
Joaquín Mortiz
Libro: Cuento

La pérdida de la inocencia, para adentrarse en la adultez.

Dícese por ahí que cuando la mujer va a tener su primera relación sexual experimenta el dolor de la rotura del himen; es un momento desgarrador -metafórica y literalmente- donde la pérdida de la virginidad sigue inmediatamente a la satisfacción del placer carnal. Pasa un poco en todos nosotros -hombres y mujeres- que para probar las delicias de adultez (tiene, aunque seamos caprichosos) debemos desconectarnos del mundo infantil; al menos en un sentido de madurez. José Emilio Pacheco nos ofrece seis cuentos que tiene un hilo conductor: el placer mezclado con el dolor. Puesto que sirve de alegoría respecto a ese dolor que se siente cuando hay un “evento” que te hace perder la inocencia y te introduce al mundo de los adultos, y con ello, a una etapa desconocida llena de nuevas experiencias.

La antología cuenta con seis narraciones: “El principio del placer”, “La zarpa”, “La fiesta brava”, “Langerhaus”, “Tenga para que se entretenga” y “Cuando salí de La Habana, válgame Dios”. En todos estos, hay momentos donde el gozo y el sufrimiento se presentan; a veces primero el gozo y a veces primero el sufrimiento; no se trata simplemente de esta metáfora de la pérdida de la inocencia a secas, sino de cómo en la vida se encuentran presentes estas circunstancias pegadas; no siempre en un orden específico. Sea como sea, la vida te da gusto para después llenarte de pena: a veces la vida es una mierda y encuentras tu momento de triunfo.

En el primer cuento nos encontramos al joven protagonista: Jorge (suerte de Carlitos primigenio de Las batallas en el desierto) quien es hijo de un militar durante el mandato de Adolfo Ruiz Cortines y cuyas peripecias comienzan al enamorarse de Ana Luisa quien será su principio del placer, pues después del desencanto amoroso se irá dando cuenta, poco a poco, que en realidad la falsedad del primer amor que dura para siempre (aunque en algunos raros casos pase) no es más que el inicio de muchos desencantos que la infancia cubre con un velo de pureza.

En cuanto al segundo cuento, una mujer despechada por la vida que le tocó vivir se encuentra muchos años después a su rival de preparatoria, para darse cuenta que pese a tanta amargura de una mala vida y tener que ver a su enemiga triunfar de manera brillante, le queda un gusto: la venganza.

En lo referente al tercero, la confluencia entre la realidad y la ficción se pierden cuando un escritor fracasado tiene la oportunidad de triunfar en el mundo de la literatura por ayuda de un viejo conocido, sin embargo, el desencanto no tarda en aparecer al saber que la ayuda no era otra cosa que una burla de este conocido, quien deseaba regodearse en su fracaso. Empero, después del placer de la escritura sigue el agobio de saber que su más reciente creación literaria ha cobrado vida y él está en peligro.

El cuarto cuento puede interpretarse como una suerte de asesinato metafórico. Gerardo, un burócrata que sólo ha visto la vida pasar se entera de la muerte de un ex compañero suyo: un tal Langerhaus, prodigio musical de quien siempre envidió el talento, pero no su trágico choque al momento de intentar brillar en el mundo artístico. Sin embargo, las cosas se complican cuando descubre que nadie más que él recuerda a la joven estrella dentro de su círculo íntimo, y mientras más investigue se dará cuenta que el placer que envidiaba quizá era meramente una ilusión.

El quinto cuento nos abre las puertas a la posibilidad de que el espíritu de Maximiliano de Habsburgo siga rondando el bosque de Chapultepec. La niñez es un momento de regocijo, pero también de miedo por su vulnerabilidad. Cuando una madre presencia la extraña desaparición de su hijo de la mano de un extranjero, que todo parece indicar es un fantasma, los límites entre lo extraño y la ficción tendrán que redefinirse.

El último cuento de la antología es uno que tiene el tópico de barcos fantasmas perdidos en el tiempo. El protagonista, Luis, un hombre casado, tiene un corto amorío con una joven de nombre Isabel; su aventura transcurre en un barco que zarpa de La Habana con rumbo a Veracruz. A pesar de la felicidad de ambos, saben que su amorío está condenado al naufragio; un placer que se sabe acabará, pero la resolución del conflicto tendrá un desenlace turbio.

Preludio inequívoco por los temas que se abordan en sus cuentos de su obra más famosa, Pacheco nos degusta con esta antología que se carga más hacia la fantasía que al realismo, pese a que sus dos primeras obras son del segundo género. Este libro es un tanto agridulce, pues nos recuerda a quienes lo leemos que la vida es una mezcla de dolor y placer, y nunca sabemos con exactitud de qué tendremos más.