Portada del libro El Samurai de la Graflex.
Portada del libro El Samurai de la Graflex.
Calificación Recomendado de Rehilete.
Calificación Recomendado de Rehilete.

Reseña por Memo Fromow

El Samurai de la Graflex (2019)
Daniel Salinas Besave
Fondo de Cultura Económica
Libro: Novela

Notice me senpai: Kingo Nonaka, Tijuana desu no Mexiko, ga!
Kingo Nonaka y la aventura de su vida en México.

Las cosas no siempre fueron como son ahora; ni Japón fue siempre la patria del animé y de las altas tecnologías, ni Tijuana fue siempre un antro perpetuo (como de hecho no lo es tampoco hoy). Nada es ni fue lo que parece cuando nos sumergimos en la noche de los archivos.

Daniel Salinas Basave nos trae esta mezcla de crónica con investigación histórica, y por momentos hasta con ganas de ser novela. El material no es para menos, la historia de un pescador de perlas que viene a México a tiempo para ver estallar la Revolución en primerísimo asiento. Es un caramelo para un otaku que quiere sentir al Japón cerca a cualquier precio y un ejemplo de cómo en verdad en este país TODO puede pasar.

Sólo un reparo tengo para con el título y es que al parecer cuanto se relaciona con Japón tiene que llevar samuráis. Kingo Nonaka, la estrella de este libro, no lo fue ni tuvo relación alguna con ellos: hijo de una familia campesina devenido pescador de perlas y después peón cafetalero, vendedor de grano, enfermero, revolucionario, fotógrafo, policía, cronista, fundador de instituciones, etc. No tuvo en ningún momento nada que ver con los samuráis, su vida es la viva prueba de que a la gente común, con todo lo común que pueda ser, no le falta la semilla de la aventura sin necesidad de espadas ni estereotipos manidos que, como la misma historia, resultan ser muy distintos cuando enfocamos la vista en ellos.

Todos nosotros somos peras de olmo. Somos la suma de increíbles coincidencias y condiciones que estadísticamente hubieran sido imposibles: los encuentros de nuestro padres en momentos y lugares precisos, los accidentes y desgracias de los que milagrosamente nos salvamos, nuestros amigos y lo que me digan. Todo eso, si alguien hubiera tenido que apostar que iba a pasar y convertirse en nuestra vida, hubiera hecho un mal negocio. La vida de casi todos nosotros, por aburrida que pueda parecer, es una novela en potencia si hurgas bien, pero se vuelve un poco más interesante si perteneces a una de las naciones que más popularidad y visibilidad han alcanzado a nivel internacional en el último siglo.

No quiero caer en el Notice me senpai del meme y que denota una patética falta de amor propio, pero nunca cae mal hacer notar cómo casi todos los caminos llevan en algún momento a México y cómo este país tiene el poder de asimilar lo increíble y de algún modo hacer que esa maravilla tenga un inconfundible sello nacional.

A la par que seguimos la portentosa vida de Kingo, desde los cafetales chiapanecos hasta la Tijuana primitiva, pasando por la batalla de Casas Grandes, Basave nos da interesantes notas explicativas sobre cosas como el estado de la ciencia y las relaciones internacionales mexicanas a fines del siglo XIX o los inicios de la fotografía en el Norte del país. De cuando en cuando, estas notas parecen meterse con el ritmo de la narración biográfica, pero bien consideradas, son muy necesarias y están insertas de manera más bien orgánica en el ritmo de la narración: todo está donde está por una buena razón. Tampoco perdemos de vista a la Tijuana del presente: si a principios del siglo XX un japonés en el Norte resultaba extraño, hoy pasaría más bien desapercibido entre el nuevo mundo de híbridos que se gesta en la frontera: tal vez el japonés acabaría mareado por la ola de chicanerías mezcladas con la avalancha de chinerías y gringaderas que se mezclan en la frontera del país más consumista del mundo.

La vida de Tijuana se mezcla con la de Kingo; para cuando el ya entonces ex-capitán de Francisco Villa sienta cabeza en la capital de las apuestas ilegales y gringos con bronceado rosa camarón, dicha ciudad ya tenía una población lo suficientemente normal como para necesitar cosas tan lejanas del vicio como escuelas, clubes sociales y estudios de fotografía para las fotos de Navidad, que sacaba Kingo en su changarro con su cámara comprada de fayuca.

La vida es bella más allá de las aventuras. En la primera parte del libro conocemos al México en ebullición, sacamos con Kingo el cadáver de Rodolfo Fierro cargado de oro y andamos con él atendiendo a los villistas fugitivos durante la expedición punitiva de Pershing en México. En la segunda mitad, nos ponemos las pantuflas y bajamos las persianas para intentar vivir en la Tijuana de todos los días: la de llevar a tus hijos japoneses-mexicanos a la escuela y la que sigue pidiendo llevar traje para ir a trabajar aunque unas calles más al norte los gringos encuerados en el casino nomás no dejan dormir. Y aún entonces, cuando todo parece haber llegado al punto de la vida en que Kingo cree que ha obtenido su feliz para siempre y podrá pasar el tiempo que le queda en chanclas y en la mecedora, la vida todavía le reserva sorpresas… y a nosotros también. Si ya conocimos el viejo México en tiempos revolucionarios ahora nos tocarán algunas anécdotas casi inéditas del México de la posrevolución y la posguerra con el que Kingo todavía tendrá que lidiar otro tanto.

Se dice fácil, pero para reconstruir esta historia sin samuráis, pero con mucha acción, Basave ha hecho una labor de arqueología social digna de ponerle opening de animé, cuya letra no tenga nada que ver con el contenido pero que consumimos con igual gusto.

Es una obviedad decir que las cosas no son como eran, que cambian y que son diferentes hoy a cómo eran hace 100 años; pero a veces es demasiado fácil creer que lo sabemos ya todo sin darnos cuenta del mar de estereotipos y lugares comunes en el que vivimos y que nos hacen creer que cosas como que un japonés revolucionario o una Tijuana doméstica son pura baba de perico digna de un pésimo fan-fiction cuando en realidad sucedieron: fueron y son posibles. Historias como esta, en apariencia dignas sólo de anécdotas o de videos de youtube clickbaiteros, cumplen su función de darnos la imagen de un mundo y de un México más reales de lo que creemos conocer.