Portada del disco Folkpirana.
Portada del disco Folkpirana.
Calificación recomendado de Rehilete
Calificación recomendado de Rehilete

Reseña por Lalo Enríquez

Folkpirana (2025)
Damaris Bojor
Worldwide Records
Disco: Norteña / Folk

Damaris es emisaria de una música que nos regresa al amor al campo, la observación de la belleza y del romance natural.

A estas alturas no debería de ser noticia que Hermosillo sea uno de los centros más efervescentes e interesantes dentro de nuestra escena musical nacional. Desde que en 2021 recibimos de esa tierra dos de los mejores discos mexicanos del año (Margaritas Podridas, del grupo del mismo nombre, y Aurora Boreal de Señor Kino), no ha habido más que buenas razones para seguir con ojos bien puestos sobre la capital sonorense.

Aquellos dos lanzamientos fueron de rock alternativo, pero lo que llama la atención es la variedad de música y talento que históricamente ha producido esa región: entre muchos otros destacados, de ahí salió el cantante de protesta José de Molina; también César Rosas, el legendario guitarrista y cantante de Los Lobos; y recientemente cantantes muy, pero muy populares de música de banda o regional, como Yuridia, Carín León, y nada más y nada menos que Natanael Cano.

A ese grupo de músicos exitosos y representativos de Hermosillo viene a sumarse Damaris Bojor, con un concepto sonoro que tiene los tamaños para asegurarle un buen lugar entre su audiencia, tanto por méritos creativos como por su potencial comercial.

Damaris no está exenta del concepto de “picar piedra”, que es característico de todos excepto los verdaderamente más privilegiados que se aventuran a la industria del arte mexicano en general. Lo curioso es que ese picar piedra para Damaris no se dio realmente dentro del arte musical, sino como artista plástica; pasó varios años dedicándose primordialmente a la pintura antes de desencantarse de ese mundo y dar un paso más que justificado al ámbito musical.

Sin demeritar ni mucho menos, la realidad observable es que ese salto de disciplina artística le rindió frutos sorprendentemente rápido. De lanzar su primer sencillo en 2022, siguió lanzando varios de ellos de forma ininterrumpida hasta presentarnos este 2025 un disco de larga duración: Folkpirana, que la encuentra en gran posición para difundir su música. Por ejemplo, a través de colaboraciones con artistas consolidados como Caloncho y Juan Cirerol. El talento de Damaris para justificar dicho crecimiento es una de las buenas nuevas que nos presenta este álbum.

Musicalmente, el nombre del disco hace referencia justamente a la amalgama sonora y espiritual que Damaris considera expresa mejor lo que es su música. Folk no necesita mayor explicación: es simplemente el nombre mundial que se le da a la música de guitarra y voz que en una u otra medida retoma los elementos folclóricos de las diversas comunidades tradicionales del mundo. Por su parte, la segunda parte del concepto hace referencia a lo campirano; un término curioso de escoger ya que en México solemos hablar antes de lo ranchero o lo norteño. En este contexto lo campirano parece hablarnos de algo más general y universal; más cercano a lo simple y lo natural, más alejado de algunos de los clichés de nuestra música.

En ese sentido, la influencia de la música country y folk estadounidense es más que evidente y no es negada por su autora. Ella ha mencionado al dúo sinaloense Miguel y Miguel como un precursor de este tipo de música en la que la cercanía con el country estadounidense ha dejado su marca en la nuestra mexicana (de ellos presenta el cover ‘Cruz de Madera’). Pero hay que mencionar que en la escena nacional el mismo Juan Cirerol, Ed Maverick, entre otros, también han desarrollado algunos de los lazos que existen entre norteña, folk, ranchera y country. En particular, creo que la influencia compositiva de Ed Maverick en la música de Damaris, ya sea directa o indirecta, no puede negarse.

Quizás mi dimensión favorita de Folkpirana es la referente a su lírica. Mientras la tendencia comercial más fuerte de la música regional mexicana es acercarse temáticamente a lo urbano a través de los corridos tumbados y su adopción de patrones temáticos y rítmicos del rap y el reggaetón, Damaris torna su visión en la dirección opuesta. Un regreso al amor al campo, al lugar de origen; una observación casi espiritual de la belleza natural y del romance verdadero. Lejos está el hedonismo esquizofrénico del corrido tumbado, lejos la arrogancia canalla o el gimoteo etílico que han llegado a parecernos sinónimos de la música de banda.

Por una parte es interesante que la cantautora pueda lograr sentimientos tan distintos con un acompañamiento instrumental similar al de tales géneros: guitarra, docerola, trombón y bajosexto. Pero también llega a ritmos y melodías que nos recuerdan hasta a un sonido indie, así como arreglos de cuerdas que no rehúyen la belleza del bluegrass y la música de los Apalaches norteamericanos.

Folkpirana obtiene alto puntaje en originalidad, belleza y buen gusto. Creo que, en su estructura como disco y su alcance temático y emocional, Damaris Bojor todavía tiene un alto techo de talento para entregarnos un álbum aún más definitivo durante los años por venir.