Calificación favorito de Rehilete
Calificación favorito de Rehilete

Reseña por Lalo Enríquez

Gucamelee! (2013)
DrinkBox Studios
Videojuego: Metroidvania

Entre luchadores, veladoras y cabezas olmecas, la creatividad de un mexicano dio origen a uno de los mejores videojuegos de su género.

Que levante la mano el que no descubrió alguna nueva afición o pasatiempo durante el inevitable aislamiento de la pandemia global en 2020. Mi madre se consiguió por primera vez un perro, la gran mayoría de la gente se convirtió en devoradora de series a niveles insospechados y, por mi parte, quizás la mayor adicción que desarrollé en aquellos meses de reclusión en el hogar fue hacia los llamados metroidvanias.

Si ese término le viene como en chino al lector, baste decir que es un género de videojuegos en el que el jugador debe ir desbloqueando un mapa (por lo general bidimensional) a través de la adquisición de nuevas habilidades. Estas joyas del entretenimiento suelen estar repletos de pequeños secretos y recompensas, por lo que combinan la aventura de la exploración con la incansable repetición de patrones de juego y escenarios. Los títulos realmente buenos dentro de este género llevan a un dominio prácticamente absoluto del control en quienes aspiran a superarlos, y aún más, a completarlos en su totalidad.

Mi favorito de todos, sin mayor duda es Hollow Knight, y puedo mencionar otros destacados personales como Ori and the Will of the Wisp, 3000th Duel, Blasphemous, Ender Lilies o Metroid Dread. Sin duda, entre los mejores metroidvanias hay también un par que, desde la primera vez que los jugué me parecieron muy disfrutables y absurdamente inventivos: Guacamelee! Y Guacamelee! 2. En esta ocasión me dedicaré abordar a detalle el primero de ellos.

Empecemos con la historia a inicios de la década de los 2010’s. El yucateco Augusto Quijano se encontraba viviendo en Toronto, estudiando y haciendo sus primeras chambas como animador. Después de entrar a las filas del estudio DrinkBox no tardó mucho en impulsar un proyecto personal que entusiasmó a sus compañeros: un videojuego en el que el héroe principal fuera un luchador y que estuviera ambientado en México; combinando lugares comunes de nuestra cultura que fueran identificables para cualquier extranjero con conocimiento profundo y de nicho que solo la participación tan cercana de un mexicano (como Augusto) podría aportar.

Algo que debe de reconocerse en toda su dimensión es que la gran magia de Guacamelee! no se limita en absoluto a esa aportación de Augusto Quijano para darle un sentimiento insider al juego, en su relación con lo mexicano y la mexicanidad. También los canadienses a los que les tocó entrarle hicieron un trabajo fantástico investigando sobre nuestra cultura.

Me vienen a la mente en particular Steph Goulet, Rom di Prisco y Peter Chapman; el primero de ellos encargado del arte, y los dos siguientes encargados de la banda sonora del juego. En colores, patrones y diseños, Goulet cae sin ningún recato ni miedo en los clichés, pero también los trasciende y nos muestra a fin de cuentas una admiración y entendimiento conmovedor hacia nuestra cultura.

Por su parte, Di Prisco y Chapman retoman un sonido mariachi a lo Herb Alpert (guitarra, marimba y trompeta) y le infusionan elementos de techno y de música ambient. El resultado es un sonido que nos deberíamos preguntar con toda seriedad por qué no surgió acá en México. Se trata de una fusión natural y con un montón de potencial, que me encantaría que hicieran suyo los creadores mexicanos del presente y futuro.

Respecto a la narrativa del juego, es una historia bastante simple: Juan es un campesino que está enamorado de la hija del presidente municipal, misma que es raptada por el villano Carlos Calaca, un charro que vendió su alma al diablo. Para rescatar a la damisela, el jugador debe derrotar a su ejército de ultratumba, así como a otros malosos poderosos con nombres tan diversos y pintorescos como Cara de Flama, el Trio de la Muerte, Jaguar Javier y X’tabay.

Podría haber llenado toda esta reseña solo con elementos del juego que hacen referencia a lo mexicano; pero no quiero dejar de hacerlo en al menos este pequeño párrafo: boxeo, veladoras, tequila, luchadores, día de muertos, papel picado, aluxes, Xochimilco, ‘Cielito Lindo’, el escudo nacional del águila y la serpiente, entre tantos, tantos más. Es impresionante que lo mismo retoman motivos del México colonial, de los mexicas, los mayas, los olmecas y de las culturas populares de la actualidad.

La estructura gráfica del juego en realidad es un caso de menos es más; aunque los escenarios y los diseños son simples, creo que considerando que en 2025 cumple los 12 años, podemos decir que ha resistido muy bien el paso del tiempo y jugarlo hoy es tan entretenido y sorprendente como en su momento.

El aspecto más innovador en su jugabilidad es la incorporación de dos modos: el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Eventualmente el jugador puede explorar todo el mapa bajo estas dos modalidades y alternar entre ellas a placer. Sin duda esta es una forma muy ingeniosa e interesante de darle una dimensión jugable a la dualidad conocidísima que caracteriza a la cultura mexicana en su relación con la vida, y sobre todo con la muerte.

Al final, Guacamelee! es un esfuerzo enorme de un grupo internacional que confió en la visión de un mexicano para dar forma a un videojuego que es destacado por donde se le mire, y que por suerte ha sido un éxito comercial y creativo rotundo ¿Quisiéramos que juegos como este fueran creados en México y no en Canadá? Por supuesto, pero como dice Augusto Quijano: “personalmente, preferiría ser apropiado que ser invisible, pero evitar ambas no tiene que ser tan difícil. Si deciden incluir más personajes latinoamericanos en este tipo de trabajos, no deben de hacerlo sobre un vacío: hablen con latinoamericanos. Hagan el trabajo de investigación”. Y vaya que así fue.