Portada de la película Huesera.
Portada de la película Huesera.
Calificación Recomendado de Rehilete.
Calificación Recomendado de Rehilete.

Reseña por Augusto Montero

Huesera (2022)
Michelle Garza
Disruptiva Films
Película: Terror

El miedo a ser madre en un filme de terror psicológico y corporal.

Ah la maternidad: una bendición, la máxima humana para las mujeres, un deber social en ciertos contextos históricos y la razón de vivir de muchas personas del género femenino. No queda duda que el ser madre es una cosa maravillosa…cuando se desea. ¿Pero si lo que crees desear no es otra cosa que el deseo impuesto por la sociedad, tu familia o tu pareja? ¿Y si ese deseo impuesto por terceros se corporeizara en un ser tenebroso? Damas y caballeros, la trama de Huesera está servida. Un film de terror corporal que mezcla los males de una sociedad patriarcal con lo sobrenatural.

Dirigida y coescrita por Michelle Garza Cervera, la película nos cuenta como una joven mujer de nombre Valeria está a punto de convertirse en madre. En principio todo es alegría y felicidad para ella y su pareja, sin embargo, poco a poco la nueva vida consume la anterior; y no me refiero al hijo. Valeria debe hacer a un lado la vida que ha construido y la satisface como persona -incluso como mujer podría decirse- para dar cabida a la faceta de madre, pero conforme eso sucede un mal desconocido empieza a acecharla.

La película empieza con la familia de Valeria yendo a pedirle el milagro de la concepción a -¿quién más sino la madre de todos los mexicano?- la Virgen de Guadalupe; desde el inicio veremos que la película se codea de mensajes donde se mezcla la maternidad con la superstición, por ejemplo, el rezo como forma de que se logren cosas prodigiosas-; además de que nos sumerge en el culto que se le tiene a las madres en este país (no por nada existen las mentadas de madre como insulto, porque a la madre no se le toca jamás), por lo tanto, aborda un plano no sólo individual, sino lo que la sociedad espera que sea tu papel como madre: que seas agradecida por serlo.

Conforme el filme avanza pareciera que la salud física y mental de Valeria empieza a tambalearse; extrañas apariciones ¿o alucinaciones? de una mujer sin rostro la persiguen, lo cual hace que le den ataques de ansiedad, baje de peso (poniendo en riesgo al bebé, porque ella no importa, sino el bebé) y le provoque que sus huesos empiecen a tronarle. Se supone que durante el embarazo hay un proceso de descalcificación, como si tuvieras que dar lo que hay dentro de ti para crear un nuevo ser. Más allá de que de alguna manera esto es cierto, se juega con la idea de que Valeria está dando su vida, pero de manera obligada, sin realmente quererlo. Y es que los huesos quebrados son la señal de llegada de un mal demoníaco, pero también de la depresión.

Por eso la película tiene nombre de osamenta, porque los huesos se quiebran, así como la protagonista a lo largo de la película; no sólo su salud física y mental, sino su idea de lo que consideraba el amor (a su pareja le importa más su bebé que ella) y la familia (la critican constantemente por considerarla incapaz de criar a un hijo) termina roto y causándole dolor, como una rotura interna. Las criaturas que la acecharán durante todo el largometraje también parecen tener una relación muy íntima con el cuerpo, porque finalmente del cuerpo de la mujer es que nace un nuevo cuerpo, pero si se corrompe la idea de crear vida a partir del deseo de hacerlo y se obliga, entonces también el cuerpo se corroe.

Al final, Huesera nos plantea que la maternidad se puede volver un horror cuando una no desea ser madre y se le pone una carga bastante pesada a alguien que sólo quiere una vida tranquila haciendo lo que quiere hacer. La película pone el dedo en la llaga de esta idea idílica de que un hijo es una bendición; la realidad es que sólo lo es cuando genuinamente se desea, si no, puede volverse un verdadero monstruo que no te deja dormir… porque literalmente va a despertarte cada dos horas en la noche para que le des de comer.