Portada de la película La Zona.
Portada de la película La Zona.
Calificación Recomendado de Rehilete.
Calificación Recomendado de Rehilete.

Reseña por Augusto Montero

La Zona (2007)
Rodrigo Plá
Morena Films
Película: Drama Político

“Zona privada, prohibido el paso”

Ah, privilegios, que bello es tenerlos. Te hacen sentir especial, no eres uno más del montón. ¡No! ¡Qué horrible debe ser alguien del vulgo! No hay como ser alguien distinguido, que no tenga que hacer filas para entrar al antro, que no tenga que ir a gastar dos horas de su vida haciendo el supermercado, que no tenga que tomar el transporte público. ¡Sí, que buenos son los privilegios! Pero el que más puede gustar de todos los privilegios, es no tener que cruzarse con gente que no los tiene, ya saben: eso afea el ambiente.

Más allá del discurso whitexican que me acabo de aventar, lo anterior representa dos cosas: el día a día de la clase privilegiada mexicana -y mundial en realidad- y la premisa de la película La zona. Basada en el cuento del mismo nombre de la escritora uruguaya Laura Santullo, pero filmada en México y con elenco mexicano, nos traslada a un choque de clases sociales donde lo que está en juego es saber el precio que tiene la vida humana visto desde dos perspectivas: la de los ricos que protagonizan la película y la de los demás, (clase media y baja) que están del otro lado de la pantalla viendo como se desarrolla la historia.

¿Han escuchado el término “zona de confort”? Pues más o menos en un lugar así viven los protagonistas de esta película. La situación es la siguiente: La Zona es un complejo residencial cerrado que se caracteriza por su alta seguridad privada; los residentes han elegido vivir allí debido a su preocupación por la delincuencia y la violencia, sintiéndose desprotegidos por las autoridades. Gracias a un amparo judicial, han logrado establecer que la policía no puede entrar al área sin una orden especial, aunque este privilegio podría ser anulado si se produce algún incidente violento en su interior. Y como ha de suponer, querido lector, eso es precisamente lo que pasa.

Palabras más, palabras menos la historia nos lleva a una noche de tormenta cuando una parte de la valla protectora es destruida y tres ladrones se meten a “La Zona”, sin embargo, el atraco sale mal: una anciana es asesinada, un guardia de seguridad pierde accidentalmente la vida y dos de los ladrones son abatidos por la seguridad privada. Uno de ellos, llamado Miguel, logra escapar escondiéndose en la casa de uno de los habitantes de la privada, sin embargo, la casa donde se oculta resulta ser la del jefe de la comunidad. Mientras se oculta, es descubierto por el hijo del jefe, Alejandro, quien en vez de delatarlo lo mantiene a salvo de ser linchado por los habitantes. Durante su cautiverio, Alejandro y Miguel entablan una relación de amistad y se dan cuenta que quizá el dinero (que mantiene a uno en la miseria y a otro en una burbuja de cristal) es la única diferencia entre ambos, pues logran tener una conexión genuina como seres humanos. Dejo hasta aquí la historia para no spoilearla y porque me interesa ahondar un poco más sobre el debate filosófico y social que envuelve a esta cinta.

Resguardarse tras una muralla de billetes puede considerarse clasismo duro y puro -en cierta medida lo es-, pero a veces olvidamos el lugar que rodea a esa “zona” de clasismo. La áreas marginales o cinturones de miseria evidentemente son partes peligrosas de un área metropolitana, y el hecho de convivir con ellas si tienes dinero supone un riesgo evidente para ti o tu familia, ¿y quién no piensa en la seguridad de sus seres queridos? ¿Cuál es la línea que separa la protección del desprecio a los pobres? ¿Es válido temerle al pobre si este roba o mata por mera necesidad? ¿Si tú fueras el pobre y para no morir ni tú ni tu familia matarías al rico? ¿No son humanos los dos? ¿Acaso el dinero es lo que éticamente justifica la supervivencia de uno y la muerte del otro?

Sería muy utópico de mi parte decir que la solución consiste en que todos seamos iguales económicamente hablando. A mí gusto lo sería, pero es irreal llegar a eso. ¿Entonces que hacemos? ¿Matamos a los pobre o mejor a los ricos? Lo interesante de esta película es que esa pregunta es constanmente hecha al espectador. Si somos muy marxistas responderíamos que sí; pero que pasa si ganamos bien y genuinamente el dinero en nuestras manos es producto de nuestro esfuerzo diario y ahora unos delincuentes roban y matan a nuestra esposa; puede que haya justicia porque hay dinero para pagarla, pero eso no devuelve a la vida a nuestro ser amado… ¿Y si mejor nos alejamos de esa gente que inhala thinner y lleva dos meses sin bañarse? En problemas sociales no hay soluciones sencillas, y creo a veces que ni si quiera soluciones, porque a veces escapa de la cuestión económica y cruza el umbral de un problema humano.

Pero bueno, queridos lectores, responder a todas estas preguntas se los dejo de tarea -junto con ver la película- yo me despido aquí porque ya me canse de escribir esta reseña para ustedes, ya no quiero continuar con este trabajo, ¡nah… que trabajen los pobres!