La vida y el mundo de Lucha Reyes amorosamente recreados.
Algunas cosas se convierten en parte tan íntegra de nuestro ser y de nuestra identidad (tanto personal como colectiva), que nos cuesta trabajo imaginar que alguna vez no existieron. A veces emergen como resultado de un proceso orgánico, a veces producto de la sensibilidad y el ingenio de algunas figuras pioneras, y a veces simplemente de la casualidad.
Y bien, creo que la historia de Lucha Reyes, retratada audazmente en Me Llaman La Tequilera, muestra que en lo que refiere a la canción mexicana como la conocemos actualmente, podemos apuntar a un poco de todo lo anterior: fenómenos culturales orgánicos, ingenio de algunos pioneros y sí, también la casualidad.
No está demás explicar que la mujer que es responsable en buena medida de fundar la “canción bravía”, y en el proceso definir como prácticamente ninguna otra figura la estética moderna de la música ranchera, no llegó a ese hito de forma particularmente planeada, o siquiera deseada. El libro que aquí nos ocupa hace un muy buen trabajo al presentarnos, entre muchos otros aspectos de la vida de la legendaria Lucha Reyes, cómo fueron en parte problemas de salud y del alma los que llevaron a una muchacha de voz refinada y entrenada a revolucionar la idea de una cantante de música ranchera, dando paso al estilo desgarrador, rasposo y envalentonado que hoy hasta puede caer en el cliché.
Realmente uno de los aspectos más interesantes de este libro es el de constatar la evolución de la música mexicana durante la primera mitad del Siglo XX; evolución que coincidió justamente con la construcción de la identidad nacional mexicana que exigieron nuestra sociedad y nuestra clase política como parte del proyecto para integrarnos al mundo moderno. Fue esa delgada línea entre abrirse a las tendencias del mundo para no quedarse atrás, pero también presentarse ante los de afuera y ante uno mismo como ese algo mexicano que aún seguía en invención después de la justa revolucionaria.
Por ello, se agradece profundamente el formato de esta novela biográfica que combina recuento histórico altamente informado e investigado, con imaginativos y folclóricos diálogos y monólogos de la protagonista y sus allegados, así como breves transcripciones literales de literatura periodística de la época. De esta forma, no solo es recreada para nosotros la vida de una figura indispensable de la música mexicana del siglo anterior, sino también las condiciones socioculturales que sirven para valorarla y entenderla.
Hablando un poco sobre la autora, me ha sorprendido encontrar que también como cantante grabó discos dedicados justamente a la música histórica mexicana; por ejemplo, el de 1984 de nombre Así Cantaba México. En él se incluyen canciones pertenecientes a las épocas de la independencia, la intervención francesa, el porfiriato, la revolución y un par posteriores. Es así que podemos ver que este trabajo de recolección y contextualización de la música mexicana es todo un proyecto de vida por parte de Alma Velasco, quien en mi opinión nos entrega en Me Llaman La Tequilera una de las mejores biografías musicales mexicanas de la presente década.