Portada de la película Nosotros Los Nobles.
Portada de la película Nosotros Los Nobles.
Calificación favorito de Rehilete
Calificación favorito de Rehilete

Reseña por Augusto Montero

Nosotros Los Nobles (2013)
Gari Alazraki
Alazraki Films
Película: Comedia

A falta de plata sale el cobre.

La nobleza es algo que antaño no se podía comprar, pero hoy en día en nuestro mundo capitalista, pareciera que todo está a la venta. El estatus ya no es por nacimiento -bueno más o menos sí- sino por cuantos ceros tienes en tu cuenta de banco. Pero imagínense que de la noche a la mañana esos ceros se convirtieran en uno solo: pasas de estar en la creme de la creme a ser un hijo de vecino más. Vaya cura de humildad que puede dar la vida.

No sé si esto ha pasado alguna vez en la vida real (muy posiblemente sí) ir de la escala de ser multimillonario a no tener en qué caerse muerto; pero la ficción nos permite echarle un vistazo a qué pasaría si unos niñatos millonarios entendieran lo que es tener que ganarse la papa con sus propias manos por primera vez en su vida.

Basada en la película de El gran calavera (1949) de Luis Buñuel, Nosotros los nobles nos adapta la historia de una familia de niños ricos que no valoran el dinero, a lo que se suma la ausencia de una madre que les diera lo que el dinero no compra, y necesitan una lección sobre lo que es valerse por sí mismos. En 2013, Germán Noble, un empresario exitoso en la Ciudad de México, ignora que sus hijos—Javier, Bárbara y Carlos—son unos jóvenes irresponsables que dependen de él. Javier se dedica a fiestas y evade sus responsabilidades laborales; Bárbara planea casarse con un gigoló en quiebra y Carlos enfrenta problemas académicos y personales. Tras sufrir un infarto y notar el desinterés de sus hijos, Germán decide fingir que su empresa está en crisis financiera, llevándolos a vivir en una casa deteriorada y les hace creer que deben conseguir trabajos para sobrevivir. Carlos consigue empleo como cajero de banco, Bárbara trabaja como mesera y Javier como chófer de microbús. A través de estas experiencias, los jóvenes comienzan a aprender sobre la vida y la importancia del esfuerzo. Germán también se da cuenta de los problemas de sus hijos: Bárbara padece bulimia, Javier es disléxico, y Carlos es fácilmente influenciable. Germán se da cuenta de que gran parte de los problemas de sus hijos surgieron por querer compensar su propia ausencia -y la de la difunta madre- con dinero. Y el dinero, dicen por ahí, no compra la felicidad. No estoy nada de acuerdo con esa frase, pero sí creo que no compra el amor de una madre o un padre.

Esta película no es sólo ampliamente recomendada por haber sido un éxito de taquilla (llegó a ser la más taquillera en la historia del cine mexicano) o por ser buena comedia (al fin le echaron ganas a la hora de cómo hacer reír al público sin chistes baratos), sino porque refleja una triste realidad que es más común de lo que se imagina: compensar la falta de amor con lo material. A lo largo de mi profesión -docente a nivel medio superior y superior- han desfilado por mis ojos un sinfín de adolescentes y jóvenes adultos “abandonados” por sus padres, quienes creen que con darles dinero ya cumplieron. Dejan su verdadera educación a lo que buenamente aprendan por donde puedan. Por eso está película es más trascendente que sólo las carcajadas por ver a unos niños en cuerpo de adulto intentar sobrevivir al mundo real. Transmite un problema de nuestra sociedad actual.

La reflexión final que un espectador puede tomar tras ver esta hilarante película mexicana es que muchas veces los errores de los hijos son lo que los padres hicieron, pero también, dejaron de hacer con ellos.

El dinero no compra la nobleza; y me refiero tanto a la alcurnia social y a la del corazón de una persona.