




Reseña por Augusto Montero
Salvando al Soldado Pérez (2011)
Beto Gómez
Lemon Flims
Película: Comedia
¿Puede un narcotraficante ser un héroe?
Suena imposible poner en la misma oración las palabras “Narcotraficante” y “Héroe”. Eso solamente podría ser en el terreno de la ficción; y sí, efectivamente, a opinión personal (salvo que la vida, con su inagotable fuente de aleatoriedad pueda comprobar lo contrario), algo así sólo puede acontecer en un plano ficticio. Más concretamente, en la película Salvando al soldado Pérez, un filme que mezcla la sátira política y social del mundo del crimen organizado con el patrioterismo estadounidense (obvia alusión a Rescatando al soldado Ryan) y mexicano.
La película nos lleva de la mano del traficante de droga Julián Pérez, cuya vida ha tomado rumbos equivocados, y que ahora se encuentra frente a una inesperada oportunidad de redención. Su madre, Doña Elvira Treviño de Pérez, desde su lecho en un hospital de Los Ángeles, le impone la misión más peligrosa y noble de su existencia: rescatar a su hermano menor, el soldado Juan Pérez, en Irak. Esta es la voluntad de la única persona cuya autoridad Julián aún reconoce, a pesar de años de distanciamiento.
Juan Pérez, quien junto a su madre emigró a Estados Unidos y se unió al ejército como última opción para obtener la ciudadanía y una vida digna, ha sido reportado como "desaparecido en acción" tras una emboscada en Irak. Ante esta trágica noticia, Doña Elvira recurre a Julián como su último y desesperado recurso. Comprometido con la promesa hecha a su madre, Julián regresa a México con el propósito de formar un comando de élite: su objetivo es emprender una operación de alto riesgo en Irak para traer de vuelta a su hermano.
El largometraje brilla por sus momentos de humor, burla de este ideal patriótico de que en la guerra cualquiera puede ser héroe si mata suficientes “malos” - aunque quien los mate ya de por sí sea alguien de moral más que cuestionable - y de cómo para conseguir el sueño americano, sin serlo por nacimiento, debes morir por una patria que rara vez te va a acoger con cariño. Sin embargo, más allá de la aguda crítica social, genuinamente es una obra divertida que hace que empatices con su protagonista (pese a que sabes la clase de ser humano que es) y logres conectar con esa parte humana que le queda: la del amor a su familia). Entonces, regresando a la pregunta inicial: ¿Puede un narcotraficante ser un héroe? Por extraño que parezca, y nuevamente aludiendo a que estamos en el reino de la imaginación, la respuesta que nos da la película es un sí.
No todos los monstruos nacen siéndolo, y lo que nos presenta la historia es que la necesidad te hace tomar caminos valerosos o esperpénticos: los hermanos Pérez son el ejemplo del primero y del segundo. Uno toma el camino de matar por su nueva patria y el otro de matar por su país natal: mismo oficio, pero distinto punto de vista. Sin embargo, el punto en que logra la redención Julián es a la hora de sacrificar tanto su negocio como su vida para lograr el perdón de su madre; al salvar a su hermano de una muerte en el Medio Oriente. En ese acto de desinterés material, es que él puede “salvarse” de aquel en quien se ha convertido.
El título no sólo alude a una parodia mexicana de la película bélica más aclamada del cine norteamericano. No es sólo es el querer salvar a su hermano (el soldado Pérez), sino que él -quien también se apellida Pérez- va, de una u otra manera, a salvarse a sí mismo. Y con eso me quedo de esta película; no sólo el humor y la sátira que nos muestra, sino con que también nos recuerda como, sin importar el camino que elegimos, siempre tenemos la opción de hacer lo correcto.