




Reseña por Memo Fromow
Vals para lobos y pastor (2024)
Ernesto Lumbreras
Era
Libro: Novela
Un cuento de hadas en la frontera de dos y más mundos.
Durante los muchos, muchos años antes de que la técnica cartográfica fuera mejor y la exploración del continente americano estuviera completa, la frontera entre México y Estados Unidos fue un lugar vaporoso e indefinido. Un área difusa donde las líneas divisorias, los pueblos, los sueños y las personas iban y venían, aparecían un día para desvanecerse al siguiente; un momento existían y al otro eran solo leyendas o rumores en boca de borrachos y personas que pronto se convertirían ellos mismos en poco más que palabras, escritas en libros y documentos, si bien les iba, o en meras palabras al viento.
La frontera es más que una simple formalidad burocrática para fines de tránsito internacional, sobre todo en una frontera que es el límite de dos espacios culturales tan diferentes como México y Estados Unidos. Es un espacio espiritual donde las cosas empiezan a cambiar en vivo y en directo frente a los ojos incrédulos de los que sólo han conocido una vida, sin saber que en una vida se pueden vivir muchas más.
Ese es el caso de John Luther Stephens, que cruza el mar, el desierto y las montañas, los grandes obstáculos del peregrino, para aprender a ser un hombre de bien: desde su natal Gales, el hambre y la pobreza lo expulsan para ir a buscarse la vida con su madre al Nuevo Mundo. Por supuesto, nadie cruza el mar en plena fiebre del oro estadounidense sin esperar su buena ración de aventuras y John las tendrá desde el día uno: magos africanos en el mar, mujeres que cantan como las aves, el mago Merlín en las soledades de California y un sórdido incidente de las interminables guerras indias en Estados Unidos son solo algunos de los avatares de la vida de nuestro héroe.
La florida imaginación del autor Ernesto Lumbreras toma las figuras de la literatura clásica con que claramente se educó (los ecos de Dante, Goethe, Emmerson y los liberales mexicanos son claros) y con la habilidad del que conoce bien el material con que trabaja. Manipula con erudición y creatividad los personajes y los esquemas literarios de las historias clásicas para darnos una deslumbrante conjetura sobre la manera en que un lugar como la frontera mexicana-estadounidense puede convertirse en un nuevo viaje iniciático: un nuevo viaje del héroe, en un Nuevo Mundo, para un nuevo hombre. Esta tierra ya no es el de los Aquiles ni los Odiseos que luchan sólo por el honor; allí donde Hernán Cortés y Francisco Pizarro torcieron el destino del héroe al dejarse corromper por el oro y la codicia, el peregrino no debe caer en las tentaciones de los conquistadores españoles que crearon un país de esclavos donde debieron haber creado una Nueva Jerusalén: nuestro héroe-peregrino aprende en su juventud las verdades de la vida, de la mano de Francis Bacon y Shakespeare, antes de lanzarse al mundo, donde caerá, sufrirá y deberá cuestionarse cuáles de las lecciones de los maestros aún vale la pena seguir en una América que ya no es un calco de Europa; ni siquiera de la otra América, la latina y mucho menos de aquella otra en la costa Este de los Estados Unidos, ambas ya muy viejas para entonces.
Reitero, la manera en que Ernesto Lumbreras ha aprovechado y reordenado los elementos de la cultura clásica es una delicia: como un sutil fanfiction que reubica la literatura clásica europea en un entorno nuevo para después, con una imaginación diestra, darnos una respuesta donde brillan las virtudes de los grandes libros con la luz nueva de América, bajo la cual, aquello que creíamos conocer toma formas nuevas, pero aún reconocibles para el lector atento.
Lo que al principio parece una simple narración realista de aventuras en la frontera, pronto se vuelve una fantasía fronteriza, entre México y Estados Unidos, entre la realidad, entre Europa y América, entre la vida misma y el mundo de las hadas, no sólo por los coloridos incidentes en los que abunda, sino también por cómo ciertos artilugios de la narración contribuyen a formar la atmósfera vaporosa, difuminada que es la frontera, antes de ser invadida por las precisiones de la cartografía y la historia: está aún plagada de sueños, leyendas y espejismos en los que el viejo mundo aún se retuerce para convertirse en el nuevo. Aquí todavía puede pasar todo.
La sinopsis destaca el incidente del linchamiento de Stephens como el punto cardinal de la obra (no creo estar dando spoilers por cuanto esto está escrito directamente en la contraportada) y yo abrí el libro esperando más bien un retrato de la intolerancia en la provincia mexicana después de la Intervención Francesa, pero vaya sorpresa que me llevé. Aquí hay mucho, pero mucho más que un reclamo contra la intolerancia; es también una propuesta para trascenderla a través de la imaginación.
Esta historia es casi un arrullo, donde los incidentes de violencia y horror sirven para resaltar aún más la dulzura del conjunto mediante una ágil alternancia de luces y sombras. Si no fuera por estas mismas escenas, sería un perfecto cuento para dormir a los niños: nuestro héroe cumple con su destino, trágico quizás, pero no por ello menos tierno ni menos digno. Bien dijo Borges en la Biografía de Tadeo Isidoro Cruz: “un destino no es mejor que otro, pero que todo hombre debe acatar el que lleva adentro”.
Bienaventurados aquellos para quienes la culminación de su destino es ser felices para siempre, pero en este y en otros mundos hace falta también hacer otras cosas, sus finales podrán no ser tan dulces, pero se saben conscientes que su es deber distinto: ya les llegará su momento para ser felices, pero hasta entonces, benditos sean los que dan la cara por los demás.