




Reseña por Lalo Enríquez
Yanga (2025)
Gabriela Ortiz
Los Angeles Philharmonic Orchestra
Disco: Clásica moderna
Sublevaciones africanistas, cenotes y Violeta Parra ¿Qué más podemos pedir?
A través de estos últimos años ha sido siempre un gusto asistir a algunos de los eventos que Gabriela Ortiz ha organizado desde que se consumó su ingreso al Colegio Nacional en agosto de 2022 (justamente, este día 22 se cumplen 3 años).
Por supuesto, los zapatos de músicos que antes han representado a esta institución de élite no son nada fáciles de llenar: Carlos Chávez, Eduardo Mata y Mario Lavista fueron en todos los casos figuras indispensables en la historia de la música moderna mexicana. Ortiz está trabajando hacia esa misma dirección, luchando por espacios que la destacan dentro de sus contemporáneos y fortaleciendo la cultura musical a través de la difusión de actos nacionales e internacionales en el Colegio; que realmente es un recurso demasiado valioso como para la poca atención que a veces se le dedica por parte de los habitantes de la ciudad.
Hablando de esos espacios ganados, ya el año pasado había trabajado de la mano con Gustavo Dudamel y la Filarmónica de Los Ángeles para grabar y publicar el disco Revolución Diamantina, basado en la pieza del mismo nombre a través del cual la compositora capitalina abordó a forma de homenaje el movimiento feminista mexicano, que si usted ha vivido debajo de una roca quizás no se haya enterado que creció inmensamente en brío e influencia durante la última década. Además de aquella pieza, se incluían otras dos de su autoría: 'Altar de Cuerda' y 'Kauyumari'.
Para este 2025 regresa el equipo del venezolano Dudamel, la FdLA y Ortiz, con un disco de la misma serie y dentro del mismo concepto gráfico, abandonando en esta ocasión los movimientos sociales de la selva de concreto para llevarnos ahora a las trópicos veracruzanos del Siglo XVII. Su composición 'Yanga' aborda el tema de un esclavo africano (Gaspar Yanga) convertido en líder de una sublevación contra los españoles, que terminó incluso por fundar la localidad San Lorenzo de los Negros, actualmente llamada justamete Yanga.
Por evidentes razones, la 'Yanga' recae de forma recurrente en una estética africanista, basándose fuertemente en la sección rítmica, así como en coros de tintes tribales cuya angularidad y dinamismo le dan a la composición su carácter indudablemente moderno. Sin embargo, he de decir que en lo personal es quizás la pieza que menos me captura dentro de esta colección.
'Dzonot', por su parte, es una obra dividida en cuatro movimientos que se inspira en los bellísimos cenotes que entrelazan Yucatán en un intrincado sistema de cuevas y surreales túneles marinos. Sin duda una obra de inmenso color y emoción, en la que el violoncello toma el rol protagónico frente a la orquesta para transportarnos, así por pequeños rincones de oscuridad, como por deslumbrantes cámaras luminosas.
El disco cierra con las 'Seis Piezas a Violeta', hechas para piano y acompañamiento de orquesta y dedicadas a la muy famosa y querida Violeta Parra, pionera del movimiento de la nueva canción latinoamericana y creadora de letras y composiciones de guitarra de inmenso poder emocional, misma que desgraciadamente murió a la joven edad de 50 por allá de 1973. No olvidemos que Gabriela es hija de Rubén Ortiz, quien fuera uno de los miembros principales de Los Folkloristas, por lo que recurrentemente ha insistido en el gran impacto que tuvo la explosión del folclorismo latinoamericano de los 70's en su temprana formación musical. Incluso por ahí ha compartido la historia de que conoció a Víctor Jara durante su visita a México cuando este fue amablemente alojado por su padre.
En fin, siempre da gusto ver a compositores mexicanos siendo reconocidos a nivel internacional y grabados por algunos de los músicos y directores más celebrados del mundo. Espero que no se trate de la última entrega de esta serie que al momento nos ha regalado muy buenas composiciones, interpretaciones y portadas.